En medio de una profunda crisis energética, Matanzas se enfrenta a una situación de extrema precariedad, con jornadas de tan solo una hora de electricidad. Según comunicados recientes de la Empresa Eléctrica de esa provincia, publicados en su canal de Telegram, el déficit de generación eléctrica ha alcanzado niveles críticos, obligando a las autoridades a implementar rotaciones de suministro cada vez más drásticas:
“Se le recuerda a la población que se le está dando una hora de corriente a aquellos circuitos que están más horas afectados, y así se hará cada una hora, hasta lograr que cada uno coja una hora al menos de servicio y así sucesivamente, hasta que las condiciones del sistema lo permitan”, dijo la empresa estatal en su comunicado.
La decisión de reducir el tiempo de electricidad disponible en los circuitos busca repartir “de manera equitativa” los escasos recursos energéticos, aunque resulta insuficiente para satisfacer las necesidades básicas de los residentes.
Según la Empresa Eléctrica de Matanzas desde principios de noviembre, el Sistema Eléctrico Nacional (SEN) ha reportado un déficit sostenido que ha superado los 1,300 MW en varias ocasiones, afectando a las principales plantas termoeléctricas que ya operan con limitaciones significativas. La Unión Eléctrica (UNE) ha señalado que varias unidades están fuera de servicio por mantenimiento y averías, dejando a numerosas provincias, especialmente en la zona centro-oriental, con largos períodos de apagón.
La medida adoptada en Matanzas es solo un reflejo de una debacle generalizada que afecta a toda Cuba, donde los apagones superan ya las 20 horas en algunas localidades.
Con pocas perspectivas de mejora a corto plazo, la crisis eléctrica cubana se profundiza, afectando tanto la vida cotidiana como la economía de los ciudadanos, quienes ya expresan su frustración y desesperación ante la falta de una solución viable por parte de las autoridades. Más de 14 horas sin luz, incluso una al día y ahora alerta de huracán en Matanzas.
La proximidad de Rafael ha generado un estado de alarma, especialmente entre aquellos que recuerdan las devastadoras consecuencias que dejó el huracán Oscar en Guantánamo. En esa ocasión, los prolongados apagones impidieron una adecuada preparación y respuesta ante la emergencia, lo que contribuyó a la pérdida de vidas y a un desastre generalizado en las comunidades más afectadas.
Los habitantes de Matanzas temen que una situación similar pueda repetirse con Rafael, y demandan soluciones inmediatas y una gestión más efectiva del sistema eléctrico.
La combinación de falta de electricidad y un fenómeno meteorológico potencialmente destructivo ha dejado a la población en un estado de vulnerabilidad extrema, cuestionando la capacidad de las autoridades para protegerlos ante una catástrofe anunciada.
Nota tomada de Raúl Navarro González, fotógrafo del periódico Girón.
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