Hoy, 19 de noviembre, se perfila como otro día oscuro, literal y figuradamente, para los cubanos. Más de la mitad de la población enfrentará apagones prolongados debido a un déficit crítico en la capacidad de generación eléctrica, una crisis energética que parece no tener fin ni soluciones a la vista.
La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) ha anunciado que, en la hora pico de este martes, se prevé una afectación de 1,594 MW, lo que equivale a que más del 50% del país quedará a oscuras. Esta situación no es nueva, pero cada día se agrava, sumiendo a millones de cubanos en la incertidumbre, el calor y la desesperación.
Ayer, el servicio eléctrico estuvo afectado durante las 24 horas por déficit de generación, alcanzando un máximo de 1,476 MW de apagones justo a las 18:20, en el momento de mayor demanda. Aunque el servicio se restableció brevemente durante la madrugada, los cortes regresaron apenas dos horas después.
El panorama se complica aún más por la cantidad de plantas fuera de servicio:
Centrales Termoeléctricas (CTE) averiadas: Mariel, Santa Cruz, Felton y Renté, entre otras.
Limitaciones por falta de combustible: 43 centrales de generación distribuida y múltiples motores inactivos, sumando 387 MW afectados.
Mantenimiento impostergable: La CTE de Matanzas y otras unidades están en reparaciones críticas, lo que reduce aún más la capacidad disponible.
Mientras tanto, el impacto del reciente Huracán Rafael ha agravado las condiciones en Artemisa, dejando a 90 MW adicionales fuera de servicio por daños en redes eléctricas.
Más allá de los números y las averías, la crisis eléctrica en Cuba es un reflejo de un sistema que colapsa bajo el peso de la ineficiencia, el deterioro acumulado y la falta de inversión en infraestructura moderna. Las promesas de soluciones, como el mantenimiento de termoeléctricas o la entrada de nuevas fuentes de generación, no han ofrecido resultados visibles para la población.
Cada día sin electricidad no solo representa incomodidad; es un golpe a la calidad de vida, el trabajo y la salud de millones de cubanos. La falta de energía interrumpe actividades básicas, afecta el suministro de agua y expone a las familias a noches sin ventilación en un clima tropical sofocante.
Mientras la UNE emite reportes técnicos que describen las fallas, no se vislumbra un plan integral que resuelva esta crisis. Para los cubanos, el discurso oficial ya no es suficiente. Hoy será un día negro no solo porque las luces estén apagadas, sino porque el futuro energético de la isla sigue siendo una promesa vacía.
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