El gobernante cubano Miguel Díaz-Canel reconoció que la escasez de agua que padece la población en La Habana ha empeorado tras el paso del huracán Rafael por la ciudad. En un recorrido para evaluar los daños causados por el fenómeno, se informó que algunas fuentes de abasto del líquido sufrieron roturas y se van recuperando poco a poco.
Según el reporte del diario Juventud Rebelde, el presidente del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, Antonio Rodríguez Rodríguez, precisó que en estos momentos carecen del servicio unos 250,000 habaneros. El huracán Rafael, que dejó gran parte de la provincia sin electricidad varios días, agravó la situación con el suministro de agua.
La semana pasada vecinos de Luyanó, en el municipio Diez de Octubre, expresaron en redes sociales su inconformidad por la falta del líquido. "Es un abuso lo que hacen con nosotros. Más de una semana sin agua; cuando llega, apenas sale un hilito y enseguida se va. ¿Hasta cuándo?", denunció una usuaria en el grupo de Facebook "Solo gente de Luyanó y sus alrededores".
El desespero se reflejaba en múltiples publicaciones: "Ocho días sin agua en Luyanó, por favor"; "Luyanó sin agua, necesitamos agua"; "¿Hasta cuándo lo del agua? Si alguien localizó un manantial, por favor que avise".
Las quejas de la gente contrastaban con la información divulgada por la Asamblea del Poder Popular del territorio, que aseguró que en Luyanó se estaba suministrando agua con métodos alternativos, y que los problemas en las casas se debían a "problemas de presión en el bombeo y a los ciclos de distribución".
La escasez de agua en Cuba es un mal que se arrastra desde hace muchos años sin que el régimen sea capaz de resolverlo. La obsolescencia de las conductoras y equipos de bombeo de las centrales hidroeléctricas, sumada a una infraestructura vieja y a la falta de mantenimiento, provocan que la población tenga que depender de pipas y cargar agua en cubos y recipientes, sin contar que los frecuentes y largos apagones interrumpen el bombeo y alargan los ciclos de distribución.
A finales de septiembre, un santiaguero denunció que, tras siete días sin servicio, tuvo que salir con una carretilla hasta la casa de un vecino que tiene cisterna para poder llenar algunos botellones y tener agua para uso personal. Unos días antes, un cubano compartió en X un video de varios residentes de un pueblo persiguiendo pipas de agua para abastecerse. Sin contar lo que están cobrando los piperos (conductores de pipa) para dar agua por "contratos independientes".
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