El gobierno cubano teme que los cacerolazos se multipliquen, a pesar de las manifiestas amenazas de Díaz Canel, y los esfuerzos de la recuperación tras el colapso eléctrico se centran en la capital. Con casi de 72 horas de apagón total, la Empresa Eléctrica de La Habana aseguró al filo del mediodía de este lunes 21 el 88.2% de los clientes habaneros ya tienen energía eléctrica.
“Ya hay 759 634 clientes de 290 circuitos con servicio eléctrico en La Habana, representando el 88.12 % del total. De las diez fuentes principales de abasto de agua, siete se encuentran con servicio y se continúa trabajando de forma ininterrumpida para incorporar las que faltan”, explicaron en una nota oficial. En ese sentido, el propio ministro de Energía, Vicente de la O Levy, se preocupó por informar que tras la última caída del sistema eléctrico nacional (la tercera en dos días) se pasó a la estrategia de hacer microsistema para alimentar lugares específicos.
Por ejemplo, se priorizó la activación de las unidades de ENERGÁS, logrando sincronizar casi todas las plantas, lo que permitió abastecer La Habana y activar las patanas en la bahía. Las autoridades han decidido mantener este nivel de servicio sin rotar circuitos en apagón. Es decir, la teoría es que en La Habana, donde llegue la electricidad, no se iría más como sucede en el resto de las provincias.
De la O Levy prometió que esta tarde arrancaría la Central Termoeléctrica (CTE) "Antonio Guiteras" en Matanzas y con ello se podría alimentar el resto del occidente, incluida la totalidad de La Habana.
Mientras La Habana y algunas zonas del occidente de Cuba han comenzado a recuperar el suministro eléctrico, el resto de las provincias del país continúa sumido en apagones que se prolongan por más de 72 horas consecutivas. La situación es especialmente crítica en el centro y oriente de la Isla, donde el servicio de energía se restablece de manera intermitente y solo por períodos de tres horas, insuficientes para cubrir las necesidades básicas de la población.
La falta de electricidad ha agravado otras crisis cotidianas, como el acceso al agua potable, ya que muchas comunidades como edificios multifamiliares dependen de bombas eléctricas para abastecerse.
La escasez de alimentos y la falta de refrigeración debido a los prolongados cortes eléctricos también están presentes, con reportes de productos perecederos que se están echando a perder en los hogares y en los pocos mercados que aún tienen existencias. Los cortes en la cadena de frío ponen en riesgo la seguridad alimentaria y aumentan la preocupación por posibles brotes de enfermedades transmitidas por alimentos en mal estado.
En medio de esta caótica situación, el Ministro de Energía y Minas Vicente de la O Levy califica de “indecentes” y “cobardes” a los que protestan por el apagón masivo. Parece que este señor quiere que los cubanos salgan guarachando a hacer fiestas por estar tantas horas apagados.
El ministro de Energía calificó a las manifestaciones como “indecentes” y “cobardes” porque no se razona la situación que vive el país.
Las manifestaciones han incluido cacerolazos en barrios de La Habana como Alamar y San Miguel del Padrón que han ganado visibilidad en redes sociales, donde se incita a extenderlas a otras zonas. De ahí que la presencia policial ha aumentado en la capital, con agentes en puntos estratégicos y patrullas recorriendo las calles para evitar posibles disturbios.
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