El líder opositor cubano José Daniel Ferrer, fundador de la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), fue trasladado al hospital de la prisión de Boniato, en Santiago de Cuba, tras presuntamente sufrir una agresión en la cárcel de Mar Verde, donde permanece encarcelado desde 2021. La denuncia fue realizada por su hermana, Ana Belkis Ferrer, quien exige información sobre su estado de salud.
Ana Belkis Ferrer informó a través de redes sociales que recibió, el 19 de noviembre, noticias sobre la agresión y el traslado de su hermano. Según sus declaraciones, un preso político en Boniato confirmó que Ferrer está hospitalizado. La familia responsabiliza directamente al régimen cubano por la integridad física y psicológica del activista.
"Exigimos a Raúl Castro, Miguel Díaz-Canel y demás miembros del régimen que muestren pruebas de vida de José Daniel Ferrer y respondan por su estado de salud. Hacemos un llamado urgente por su libertad y la de todos los presos políticos en Cuba", expresó Ana Belkis.
El Consejo para la Transición Democrática en Cuba (CTDC) emitió un comunicado condenando el trato hacia Ferrer y señalando la violencia sistemática en las prisiones del país. "Este acto de agresión refleja la deshumanización imperante en el sistema penitenciario cubano. La responsabilidad total recae en el gobierno cubano por cualquier consecuencia sobre la salud de Ferrer", subrayó la organización.
El CTDC también pidió a la comunidad internacional que tome acciones ante estos atropellos, destacando la necesidad de proteger a los presos políticos en Cuba.
Ferrer, declarado preso de conciencia por Amnistía Internacional, ya había mostrado signos de deterioro físico durante visitas anteriores. Según su esposa, Nelva Ortega Tamayo, una inspección realizada por miembros de la Pastoral Penitenciaria en septiembre reveló que padecía problemas de salud, como acidez estomacal y un brazo casi inmovilizado. A pesar de estas condiciones, Ferrer mantiene su postura de no aceptar ofertas para salir del país.
"Prefiere morir en prisión antes que ceder ante el régimen", afirmó Ortega, quien también denunció el constante acoso y las amenazas que recibe su esposo.
La familia de Ferrer ha enfrentado restricciones severas para visitarlo, acumulando 20 meses sin contacto directo. La última negativa ocurrió el 4 de noviembre, marcando un patrón de aislamiento que organizaciones de derechos humanos consideran una forma de tortura psicológica.
El caso de José Daniel Ferrer ha reavivado las críticas hacia el sistema penitenciario cubano y la persecución a opositores políticos. Su familia y aliados instan a la comunidad internacional a ejercer presión sobre el régimen cubano para garantizar su bienestar y libertad inmediata.
Ferrer sigue siendo un símbolo de resistencia para quienes abogan por la democracia en Cuba, enfrentando adversidades extremas en su lucha por los derechos fundamentales en la isla.
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