Roberto Garcés Marrero, antropólogo, filósofo, investigador, profesor, escritor, nacido en 1984 en el pueblo villaclareño de San Juan de los Remedios nos acerca hoy al asedio, la persecución, el acoso del que son víctimas periodistas independientes, comunicadores, influencers de la oposición en la Isla y también al rechazo en el exterior por desconocimiento de la verdadera Cuba. .
El intelectual comienza denunciando el rechazo de uno de sus artículos por parte de una revista académica mexicana; el artículo en cuestión propone un análisis crítico sobre la ideologización de la educación en Cuba, a partir del análisis de discurso de los libros de Educación Cívica.
Una de las cuestiones que señaló un revisor fue que «no hay suficiente evidencia para afirmar que el sistema cubano tiene un corte autoritario o dictatorial».
"Todo esto mientras hay más de mil presos políticos en la Isla, cuestión documentada por organismos internacionales como la ONU, la Conferencia Interamericana de Derechos Humanos o Amnistía Internacional, entre otros; mientras existen denuncias sobre la represión a ciudadanos que intentan ejercer derechos elementales, algunos de ellos refrendados en la Constitución cubana. Mientras intelectuales críticos son encausados, expulsados de sus empleos y de instituciones culturales oficiales por ejercer su libertad de expresión, mientras se criminaliza ante los ojos del mundo el derecho a la protesta, aun cuando se aplican políticas que deterioran las condiciones de vida de la ciudadanía, una gran parte de ella formada por clases trabajadoras.
"En realidad, tampoco esto es la primera vez que me sucede: en mi experiencia es extremadamente difícil que un artículo científico que critique al sistema cubano y sea propuesto para una revista especializada en Latinoamérica se publique. Por supuesto, hay excepciones: en Colombia particularmente parece existir más apertura; en el resto de América Latina, no tanto. Resulta increíble el sesgo que la academia tiene al respecto.
"En Cuba no podemos criticar, pero fuera de ella tampoco. En este caso, los académicos continúan creyendo a la Isla un ejemplo de humanismo socialista, una utopía tropical donde solo hay sol, playa, risas, bailes, igualdad y libertad. No es posible ser un analista social serio y sostener semejante dislate. No es posible que se continúe considerando el sistema político cubano a la luz de las creencias de los años sesenta del siglo pasado.
"Debemos reconocer no obstante, que los mecanismos del sistema para crear esta imagen han sido sutiles e ingeniosos. Si tuviesen la misma habilidad para la administración de la economía que para la manipulación, estaríamos entre los primeros países del mundo, pero claro, aquí se impone esta pregunta ¿cuál es el objetivo, el bienestar material del pueblo cubano o la perpetuación en el poder? Entonces ya no estaríamos hablando de capacidad, sino de intereses.
Retomando el tema, justo hace un par de semanas estaba en Monterrey, en el Festival Santa Lucía y fui a ver «Cuba vibra», del Ballet Liszt Alfonso. "Fue un gran espectáculo: la pericia de los bailarines, la mezcla de ritmos cubanos, el vestuario, la coreografía, el juego luminotécnico: todo estuvo genial. Lo disfruté mucho, con una extraña mezcla de emociones: la nostalgia por lo mejor de la Isla (que no es poco) y el orgullo por nuestro talento; pero por otro lado me preguntaba constantemente cómo ese talento ha sido una suerte de boomerang para nosotros. No podía dejar de pensar en quién, luego de ver semejante presentación, podría creer que en Cuba hacía tres días no había electricidad en todo el país.
"Por supuesto, no digo que no debían presentarse o algo así. No. La razón de ser de los artistas es su arte: no se les podría exigir que no fuesen lo que son. Lo que quiero traer a colación es la instrumentalización política de la cultura como forma de crear un clima de opinión favorable al régimen cubano. Me refiero a que, terminando la presentación, subieron al escenario al cónsul cubano en Monterrey y al embajador de Cuba en México: felices, sonrientes, hablando de la amistad entre Cuba y México. ¡En suma, politizando el espectáculo!. La Isla con 72 horas de colapso energético, el embajador cubano en México viajando a Monterrey para aprovechar la ocasión de presentar la imagen de una Cuba que no existe.
"Así se crea un círculo vicioso muy difícil de romper: la censura de la Isla filtra cuidadosamente la información que sale y utiliza sus mejores productos culturales para ofrecer una buena imagen que es recibida acríticamente en el exterior.
"Tenemos una ardua tarea por delante para desmontar este tipo de ideas. Debemos romper con los prejuicios ideológicos y las simpatías irracionales para poner nuestra descarnada realidad ante el mundo. Toca llamar a las cosas por su nombre. Esto no significa que tendremos apoyo externo, pero si no lo hacemos nosotros, ¿quién lo va a hacer?
Profesor Roberto Garcés Marrero, Doctor en Antropología Social (UIA, 2022). Doctor en Ciencias Filosóficas (2014).
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