Lamentablemente existe muy poca información pero el rostro de un cubano es la prueba fehaciente del abuso policial en Camagüey. Solo se sabe que el cubano golpeado, es hijo de un músico de esa provincia conocido como Ikla Valentino. La familia teme dar informaciones por temor a las represalias de las autoridades policíacas.
(En las fotos se puede ver el rostro del muchacho y su padre)
Se deduce del rostro del muchacho la brutalidad del ataque del que fue víctima. Sucesos como éstos se multiplican en Cuba y la cúpula dictatorial no opone reparos.
Los casos de violencia policial se multiplican en las cárceles tanto de mujeres como de hombres, sobre todo contra los presos políticos. Ejemplos sobran: ahí están José Daniel Ferrer, líder de la Unión Patriótica de Cuba, quien ha denunciado en múltiples ocasiones haber sido víctima de golpizas y torturas estando detenido; los manifestantes que fueron encarcelados por los hechos del 11 de julio de 2021 reportaron numerosos casos de fuerza excesiva que incluyó golpizas.
Yunior García Aguilera, dramaturgo y activista, uno de los organizadores de la marcha cívica por el cambio, reportó haber sido acosado y golpeado por agentes de la Seguridad del Estado. García Aguilera fue detenido arbitrariamente y su casa fue rodeada por fuerzas de seguridad para impedir su participación en la marcha.
Luis Manuel Otero Alcántara, artista y líder del Movimiento San Isidro ha sido víctima de repetidos abusos policiales. Ha denunciado múltiples detenciones arbitrarias y ataques físicos. En una ocasión, Otero Alcántara fue ingresado en un hospital en contra de su voluntad y mantenido incomunicado tras iniciar una huelga de hambre.
Organizaciones de derechos humanos han documentado abusos y torturas en prisiones cubanas. Los presos políticos y comunes han reportado golpizas, confinamiento en celdas de castigo y negación de atención médica adecuada.
Estos ejemplos reflejan un patrón de abuso y represión sistemática por parte de las fuerzas policiales y de seguridad en Cuba, donde las denuncias de abuso rara vez resultan en investigaciones o sanciones a los responsables. La falta de transparencia y el temor a represalias dificultan la obtención de información completa sobre estos incidentes, pero los testimonios y evidencias disponibles indican que el abuso policial es un problema persistente en la Isla.
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