Esta tarde, con Rafael tocando las puertas y sus huracanados vientos y tormentas es que el gobierno de La Habana, entiéndase el cubano, propició el arreglo (¡así quedará!) de un enorme hueco en el Malecón.
Contingentes de obreros están volcados en la faena, trabajando contra reloj para tratar de arreglar un problema que ha estado presente durante casi un año. Hoy... ¡repentinamente! alguien se dio cuenta y se han apresurado a cerrarlo, generando preguntas y comentarios entre los residentes y transeúntes de la zona.
El hueco, situado en una de las principales arterias de La Habana, ha sido una fuente constante de molestias y preocupaciones para los vecinos. Durante meses, los conductores y peatones han tenido que sortear este obstáculo, que ha causado accidentes y dañado vehículos.
La falta de mantenimiento y reparación oportuna ha sido una crítica constante hacia las autoridades locales, quienes han ignorado repetidamente las quejas de la comunidad.
Esperemos que la furia de Rafael no eche por tierra un trabajo que, llevado a cabo con tanta premura y en medio de un habitad tan húmedo, podría ser destruido con facilidad.