Un ladrón que robó a una pareja cubana más de un millón de pesos, entre el dinero que traían y las pertenencias sustraídas, fue detenido y enjuiciado en La Habana. El hecho ocurrió en el vecindario de Micro 10, en el reparto Alamar de La Habana del Este, cuando las víctimas procedentes de Mayabeque acudieron a una cita con el supuesto delincuente, según describió un reportaje de la Televisión Cubana, el cual no especificó el motivo que llevó a ese encuentro.
Sin embargo, el encuentro se convirtió en un robo con fuerza, donde medió el uso de un arma blanca por parte del malhechor, que en ese primer momento logró escapar con todas las pertenencias robadas. “Me citaron por WhatsApp a un edificio en Alamar y ahí me asaltaron”, dijo uno de los afectados. Su acompañante, ambos sin ser identificados, agregó que con un casco que tenía en la mano, su pareja logró defenderse cuando lo atacó con el cuchillo. “No llegó a penetrarle en ningún órgano, fue superficial todo, pero si se le quedó la marca”, narró.
Un oficial del Ministerio del Interior (MININT) aportó que gracias a la colaboración de la población fue posible la detención del supuesto autor del robo, al cual lo pudieran sentenciar hasta con 30 años de prisión.
“Maxime cuando en este caso se denuncia que se utilizó arma, un instrumento idóneo para la agresión y además se ocasionaron lesiones a la persona… por eso es que el marco de sancionar en esta ocasión se agrava”, detalló Maikel Santana Cabrera, presidente de la Sala Cuarta del Tribunal Provincial Popular de La Habana. La narración oficial se inscribe dentro de una ola de delitos en el país, que la policía no alcanza a resolver en su gran mayoría.
Este incidente no es aislado. Hay numerosos ejemplos de delitos no resueltos que reflejan la incapacidad de la policía para abordar la criminalidad de manera efectiva. En septiembre, se desarticuló una supuesta banda criminal en Cumanayagua, pero muchos otros casos quedan sin resolver. Por ejemplo, en Matanzas, el robo en una vivienda del barrio Peñas Altas aún no ha sido esclarecido. Otro caso notable es el de la desaparición de Lali Paola, una niña cubana de tres años, cuyo paradero sigue siendo un misterio. La inacción de las autoridades y la falta de información oficial sobre este caso han generado una profunda preocupación en la comunidad.
Estos casos evidencian un patrón de inseguridad creciente y una respuesta inadecuada por parte de las fuerzas del orden. A pesar de los esfuerzos oficiales por mostrar control y eficacia, la realidad cotidiana pinta un cuadro de miedo e impotencia entre los ciudadanos. La repetición de delitos no resueltos erosiona la confianza en el sistema de justicia y en la capacidad del gobierno para garantizar la seguridad pública.
En el caso que nos ocupa, la narración oficial de este incidente de robo en Alamar oculta una realidad más compleja y preocupante. La creciente criminalidad, la ineficacia policial, la falta de transparencia y la desconfianza en las instituciones son problemas que afectan profundamente a la sociedad cubana. La respuesta severa del sistema judicial a ciertos delitos contrasta con la falta de resolución de muchos otros, lo que sugiere una necesidad urgente de reformas estructurales y una mayor transparencia en la gestión de la seguridad pública.
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