El Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (MINFAR) de Cuba informó este martes, 7 de enero, sobre un incendio que provocó explosiones en un almacén de material de guerra ubicado en la localidad de Melones, en el municipio Rafael Freyre, provincia de Holguín. Según la escueta nota publicada en la cuenta oficial del MINFAR en Facebook, el evento “no ofrece peligro para la comunidad” y las causas del incidente están siendo investigadas.
Este tipo de comunicados, breves y carentes de detalles, refleja una constante en la gestión informativa del régimen cubano: el hermetismo. A pesar de la gravedad que puede implicar una explosión en un almacén de material bélico, la nota se limita a ofrecer información mínima, sin ahondar en las posibles consecuencias ni en las medidas de seguridad adoptadas para evitar nuevos incidentes.
El comunicado oficial no especifica la magnitud del incendio ni las características del material almacenado en la instalación. Tampoco se menciona si hubo daños estructurales significativos, heridos o posibles impactos ambientales derivados del siniestro. Este vacío de información alimenta la especulación entre los ciudadanos, quienes suelen acudir a fuentes alternativas, como redes sociales y testigos locales, para intentar llenar los huecos que deja la narrativa oficial.
En situaciones similares ocurridas en el pasado, el gobierno cubano ha adoptado una postura de discreción extrema, argumentando razones de “seguridad nacional”. Sin embargo, esta estrategia genera desconfianza en una población que, en muchos casos, percibe estas omisiones como intentos de minimizar o encubrir problemas más serios.
El silencio y la falta de transparencia no son nuevos. Incidentes como el incendio en la Base de Supertanqueros de Matanzas en 2022 o explosiones en instalaciones industriales han seguido patrones informativos similares. La población recibe escasas explicaciones, mientras las autoridades prometen investigaciones cuyos resultados rara vez se hacen públicos.
La poca claridad oficial también contrasta con la sensibilidad del tema. Un almacén de material de guerra es, por definición, una instalación de alto riesgo. Que se produzcan explosiones en un lugar así debería ser motivo de una comunicación detallada, no solo para tranquilizar a la población, sino para garantizar que no se repitan hechos similares.
En un contexto donde las redes sociales y las plataformas independientes ganan espacio como canales de información, el hermetismo del régimen cubano parece cada vez más fuera de lugar. Este modelo no solo desacredita a las instituciones oficiales, sino que también fomenta rumores y desinformación que complican aún más la relación entre la ciudadanía y el Estado.
En el caso de las explosiones en Holguín, el MINFAR ha optado, una vez más, por la opacidad. Mientras tanto, los cubanos se preguntan qué ocurrió realmente y qué riesgos están enfrentando, en un país donde la transparencia sigue siendo una asignatura pendiente.
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