Luego de un breve alivio en el suministro eléctrico durante las festividades de fin e inicio de año, la crisis energética en Cuba vuelve a golpear con fuerza, dejando a gran parte del país en penumbras. Este martes, la Unión Eléctrica de Cuba (UNE) anunció que alrededor del 40% del territorio nacional enfrentará apagones debido a un déficit en la generación eléctrica.
El lunes, el servicio eléctrico estuvo interrumpido desde las 6:22 a.m. hasta las 9:34 p.m., afectando principalmente a la zona centro-oriental debido a las altas transferencias de energía en esa región. La afectación máxima fue de 912 MW a las 6:30 p.m., coincidiendo con el horario de mayor demanda. Sin embargo, la situación no mejoró este martes, con cortes que comenzaron desde las 6:16 a.m. en las mismas zonas.
Según la UNE, actualmente hay una disponibilidad de solo 1 900 MW frente a una demanda de 1 950 MW, lo que ya ha dejado sin electricidad a 205 MW de consumo en la región centro-oriental. Para el mediodía, se espera que el déficit alcance los 500 MW, afectando a miles de hogares y servicios básicos. La situación empeorará en el horario pico de la noche, cuando la demanda máxima podría llegar a 3 050 MW, mientras la disponibilidad se mantendría en apenas 1 960 MW, dejando a 1 160 MW sin suministro.
Esta cifra implica que casi el 40% del país quedará a oscuras en las horas de mayor consumo, una realidad que los cubanos han aprendido a soportar en silencio, pero no sin indignación. Mientras tanto, el gobierno continúa tratando de calmar los ánimos con promesas de un futuro mejor que, para muchos, nunca llega.
A pesar de los anuncios oficiales sobre planes de mantenimiento en las termoeléctricas y la integración de fuentes renovables, la población no ve avances concretos. Por el contrario, la crisis parece intensificarse, afectando no solo a los hogares, sino también a hospitales, escuelas y la ya deteriorada economía nacional.
“La situación es insostenible. Cada día es una incertidumbre total sobre cuándo tendremos electricidad y cuánto tiempo podremos usarla”, comenta una residente de la provincia de Ciego de Ávila. Las interrupciones, además, afectan las actividades productivas y el acceso a servicios esenciales, sumando más dificultades a la ya complicada vida diaria en la isla.
Mientras tanto, los cubanos enfrentan un panorama de escasez no solo de electricidad, sino también de alimentos, medicinas y combustible, lo que deja en evidencia la incapacidad del gobierno para garantizar las condiciones mínimas de vida. Con apagones que duran horas y afectan a millones, la sensación de desesperanza crece, alimentada por un liderazgo que parece desconectado de la realidad.
A medida que el déficit energético persiste y los apagones se vuelven una constante, las promesas del gobierno se sienten cada vez más vacías. En lugar de soluciones concretas, los cubanos reciben discursos sobre un futuro luminoso que, a juzgar por las condiciones actuales, parece estar cada vez más lejos de alcanzarse.
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