Este año podría marcar un antes y un después en la medicina con la posible aprobación en Estados Unidos de las primeras vacunas de ARN mensajero (ARNm) enfocadas en combatir el cáncer. Desarrolladas inicialmente para el Covid-19, estas vacunas prometen convertirse en una herramienta revolucionaria para tratar diversos tipos de tumores.
A diferencia de las vacunas tradicionales que previenen enfermedades, estas nuevas vacunas son terapéuticas. Su diseño parte de la identificación de neoantígenos específicos presentes en los tumores de cada paciente. Una vez aplicadas, activan el sistema inmunológico para reconocer y atacar las células cancerosas de manera específica y eficaz.
Entre los proyectos más avanzados se encuentra la vacuna mRNA-4157, desarrollada por Moderna y Merck, para tratar el melanoma metastásico en combinación con pembrolizumab, un fármaco inmunoterapéutico. Los ensayos clínicos han mostrado resultados prometedores, con una reducción del riesgo de progresión o muerte de la enfermedad del 40% al 22% en los primeros dos años de tratamiento.
El potencial de la tecnología de ARNm no se limita al melanoma. Empresas como BioNTech están investigando su aplicación en otros tipos de cáncer, como pulmón, páncreas, colon y próstata. Por ejemplo, la vacuna BNT116 busca combatir el cáncer de pulmón no microcítico, una de las variantes más agresivas, ofreciendo un tratamiento más focalizado y con menos efectos secundarios que las terapias convencionales.
Un estudio reciente en Nature destacó la efectividad de las vacunas de ARNm combinadas con inmunoterapia en pacientes con cáncer de páncreas, logrando una mayor respuesta inmune y mejores tasas de supervivencia.
El desarrollo de estas vacunas plantea importantes desafíos. La personalización del tratamiento requiere identificar mutaciones específicas mediante tecnologías avanzadas, como la secuenciación genética, lo que encarece y ralentiza la producción. Sin embargo, los investigadores están explorando la posibilidad de diseñar vacunas genéricas basadas en mutaciones comunes para reducir costos y ampliar el acceso.
“El costo y la complejidad son barreras importantes, pero estas vacunas abren una puerta esperanzadora para millones de pacientes,” comentó Diego Kaen, presidente de la Asociación Argentina de Oncología Clínica.
Estas vacunas son solo una pieza en el rompecabezas de la innovación oncológica. Estrategias como las terapias CAR-T también están avanzando, aunque enfrentan dificultades para aplicarse en tumores sólidos.
El profesor Siow Ming Lee, del University College de Londres, subrayó: “La tecnología de ARNm representa un paso emocionante hacia el futuro del tratamiento del cáncer. Estamos al inicio de una nueva era de ensayos clínicos que podrían transformar la oncología tal como la conocemos.”
Con la mirada puesta en 2025, la oncología podría estar a punto de entrar en una etapa histórica, ofreciendo a millones de pacientes una esperanza renovada en la lucha contra el cáncer.
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