En un solo día, las autoridades mexicanas interceptaron a 5,234 migrantes en diferentes operativos, marcando un esfuerzo significativo por controlar el flujo migratorio hacia Estados Unidos. Estas acciones se producen en medio de crecientes presiones externas relacionadas con el comercio y la seguridad fronteriza.
Los operativos coincidieron con declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien amenazó con imponer aranceles del 25% a productos provenientes de México y Canadá si estos países no toman medidas más enérgicas para frenar el tráfico de drogas y la migración hacia territorio estadounidense.
En respuesta a la situación, la presidenta Claudia Sheinbaum sostuvo una llamada con Trump, en la que expuso las estrategias que México implementa para combatir el tráfico de fentanilo, una de las mayores preocupaciones del gobierno estadounidense.
Como parte de estos esfuerzos, el miércoles se anunció el mayor decomiso de fentanilo en la historia de México: 1,100 kilogramos de esta droga sintética fueron incautados en el estado de Sinaloa, bastión del Cártel de Sinaloa. La cantidad decomisada equivale a 20 millones de dosis, subrayando la magnitud del problema y la relevancia de las acciones recientes.
Las medidas del gobierno mexicano reflejan un intento por fortalecer la relación con Estados Unidos, así como su compromiso con la lucha contra el crimen organizado y el control migratorio. Sin embargo, las tensiones comerciales y los desafíos de seguridad siguen siendo un tema central en las relaciones bilaterales.
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