El régimen cubano ha sufrido un duro revés al perder el control sobre el negocio de las remesas, un sector valuado en 1.890 millones de dólares, tradicionalmente gestionado por el conglomerado militar GAESA (Grupo de Administración Empresarial S.A.). Este cambio, que se ha desarrollado de forma silenciosa pero firme, ha sido el resultado de lo que se ha denominado una “rebelión financiera ciudadana” contra el monopolio bancario de GAESA, según explicó Emilio Morales, consultor de empresas, en un informe para Cuba Siglo XXI.
Actualmente, más del 95% de las remesas provenientes de la diáspora cubana son canalizadas a través de una red de más de 150 bancos informales, dejando a GAESA con solo un pequeño porcentaje del mercado. Este fenómeno supone un golpe significativo para las finanzas del régimen, ya que las remesas representaban su segunda fuente más importante de divisas, después del turismo. Se estima que, al cierre de 2024, GAESA solo recaudará unos 81.6 millones de dólares de las remesas, lo que representa menos del 5% del volumen total del mercado, que en 2023 alcanzó los 1.972 millones de dólares.
GAESA había mantenido el control del negocio de las remesas durante décadas mediante entidades como FINCIMEX y AIS (American International Services). Sin embargo, en un intento de evadir sanciones internacionales, creó ORBIT S.A., una fachada empresarial que no logró engañar a la comunidad internacional ni recuperar el control del mercado.
Este fenómeno ha sido favorecido por una serie de factores que incluyen la implementación de políticas como la Tarea de Ordenamiento Monetario, que desencadenó una crisis inflacionaria, y la creación de tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), que dolarizaron el comercio minorista. Estas medidas, que favorecieron a las empresas de GAESA, generaron descontento entre la población y profundizaron la desconfianza hacia las instituciones financieras estatales.
Las sanciones impuestas por la administración Trump también jugaron un papel crucial. La prohibición de transacciones con entidades controladas por las fuerzas armadas cubanas, como FINCIMEX, afectó gravemente las operaciones de GAESA. Aunque intentaron eludir estas sanciones con la creación de ORBIT S.A., la estrategia resultó ineficaz, ya que no lograron disimular su involucramiento detrás de esta empresa.
Una investigación del Miami Herald reveló que la ruptura del monopolio de las remesas por parte de ciudadanos y pequeños negocios informales ha sido clave. Estos actores informales han logrado ofrecer servicios de remesas más rápidos, eficientes y confiables, lo que ha llevado a los cubanos a preferir estas alternativas en lugar de los canales oficiales. De esta forma, más del 95% del flujo de remesas ahora circula fuera del control estatal, dejando a GAESA con apenas un 5% en 2024.
Otro factor decisivo en este cambio fue la pandemia de COVID-19, que paralizó las rutas informales de remesas durante más de 20 meses, afectando a muchas familias cubanas. Sin embargo, con la reapertura gradual de las fronteras, los canales informales recuperaron su vigor, desplazando aún más a los canales oficiales.
Entre 2020 y 2023, más de 850.000 cubanos emigraron a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. Sin embargo, la mayoría de estos migrantes se centraron en la reunificación familiar y enfrentaron sus propios desafíos económicos en el extranjero, lo que redujo su capacidad de enviar dinero a Cuba. Este fenómeno no produjo el aumento en las remesas que el régimen esperaba, sino que subrayó la ineficacia de sus políticas.
La incapacidad de GAESA para recuperar el control sobre las remesas refleja la pérdida de confianza en las instituciones financieras cubanas. La rebelión financiera informal no solo ha privado al régimen de una fuente clave de divisas, sino que también ha marcado un cambio irreversible en la dinámica económica de la isla. La creciente informalidad económica y la debilidad del sistema financiero cubano son síntomas claros de un régimen incapaz de adaptarse a las demandas de su población y cuya estabilidad parece cada vez más comprometida.
Con la pérdida de control sobre el flujo de remesas y la expansión de las redes informales, el régimen cubano se enfrenta a una crisis económica profunda, lo que hace cada vez más incierta su capacidad para mantener el control.
(Con información de Infobae)
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