El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, abordó por primera vez la situación política internacional vinculada a Estados Unidos, señalando que el país está listo para enfrentar cualquier escenario, incluidas posibles tensiones derivadas de las relaciones con la administración estadounidense.
En un encuentro con residentes del municipio de Lajas, en el centro de la isla, Díaz-Canel afirmó que el Gobierno cubano había previsto escenarios complejos en sus relaciones con Washington y estaba preparado para afrontarlos. Las declaraciones fueron transmitidas por la televisión estatal y difundidas en perfiles oficiales de redes sociales.
“Era un escenario probable, y veníamos preparándonos para él”, dijo el mandatario, aludiendo al historial de sanciones que Estados Unidos ha mantenido contra la isla en los últimos años. Díaz-Canel calificó dichas medidas como “perversas y genocidas” y recordó que se endurecieron notablemente durante el mandato de Donald Trump, situación que, según él, se ha mantenido bajo la administración de Joe Biden.
A pesar de las tensiones, el presidente reiteró su disposición al diálogo con Estados Unidos, aunque bajo condiciones específicas: “en igualdad y sin imposiciones”. Asimismo, subrayó que su Gobierno no aceptará injerencias externas ni renunciará al modelo socialista.
Díaz-Canel también vinculó la crisis económica que atraviesa Cuba con las sanciones estadounidenses. Apuntó que estas restricciones son responsables de los graves problemas que afectan al país, como los apagones y la escasez de alimentos y medicamentos. “Es verdad que hemos sufrido”, admitió, sin mencionar el impacto de las políticas internas en la actual situación.
Sin embargo, economistas independientes y analistas consideran que, aunque las sanciones han exacerbado la crisis, las causas principales incluyen errores en la gestión económica y monetaria del país, junto con problemas estructurales que no se han resuelto en décadas. A esto se suma el impacto de la pandemia y el agotamiento de las reservas financieras del Estado.
La crisis económica, que ya se extiende por casi cinco años, ha generado un creciente descontento entre la población, visible en las protestas inusuales registradas en los últimos años y en el éxodo migratorio masivo.
Según cifras oficiales, el producto interno bruto (PIB) de Cuba se contrajo un 1,9 % en 2023, y el Gobierno ya ha anticipado que no espera crecimiento económico en el año en curso. Esto contrasta con las expectativas de recuperación que otros países de la región han experimentado tras la pandemia.
Mientras tanto, la presión social sigue aumentando, con una población que enfrenta una escasez crónica de bienes básicos y un sistema energético al borde del colapso. Aunque el discurso oficial continúa responsabilizando a factores externos, las demandas internas por cambios económicos y políticos son cada vez más evidentes.
Las declaraciones de Díaz-Canel reflejan la narrativa oficial que busca proyectar fortaleza frente a las dificultades, pero la realidad en las calles muestra un panorama cada vez más tenso e incierto para el país.
(Con información de EFE)
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