El Gobierno de España ha emitido una advertencia oficial de viaje a Cuba, en la que recomienda abstenerse de visitar la isla ante la compleja y preocupante situación epidemiológica, el deterioro del sistema de salud y la escasez crítica de medicamentos. El aviso, difundido por el Ministerio de Asuntos Exteriores, pone negro sobre blanco una realidad que el régimen cubano intenta minimizar desde hace meses.
Según el comunicado, Cuba atraviesa una grave epidemia con brotes simultáneos de enfermedades víricas transmitidas por mosquitos. Entre ellas destacan el dengue, el oropuche, el zika y, de manera especial, el chikungunya, descrito como el más extendido. Las propias cifras oficiales del Gobierno cubano reconocen al menos 42.000 casos, aunque expertos y observadores independientes advierten que el número real podría ser mucho mayor.
Las autoridades españolas subrayan que el chikungunya puede provocar dolores articulares severos e incapacitantes durante semanas o incluso meses, y dejar secuelas crónicas. En los últimos tiempos, se han detectado numerosos casos de viajeros españoles diagnosticados con esta enfermedad tras regresar de Cuba, lo que motivó el endurecimiento de las recomendaciones.
España aconseja no viajar a la isla si no se cuenta con vacunación contra el chikungunya, el dengue y la hepatitis A, además de un seguro médico que cubra todas las incidencias, incluida la evacuación sanitaria. Aunque no existe ninguna vacuna obligatoria para entrar en Cuba, la Cancillería insiste en que la inmunización es clave ante la circulación masiva de estos virus.
El comunicado también alerta sobre brotes activos de hepatitis A, cuya transmisión está estrechamente vinculada al consumo de agua contaminada, un problema recurrente en Cuba debido al deterioro de las redes hidráulicas. A esto se suman la circulación de virus respiratorios como la influenza, la covid-19 y el virus sincitial.
Uno de los puntos más sensibles del aviso es el reconocimiento explícito de la precariedad del sistema sanitario cubano. Aunque se señala que los profesionales de la salud son, por lo general, competentes, las instalaciones médicas sufren graves carencias de suministros y están muy lejos de los estándares europeos. En La Habana, los extranjeros suelen ser derivados a clínicas específicas, donde deben pagar de inmediato en divisas, generalmente mediante tarjeta de crédito. Además, las autoridades cubanas impiden salir del país a quienes tengan deudas por atención médica.
España también advierte sobre la escasez generalizada de medicamentos, recomendando viajar con un botiquín propio que incluya desde analgésicos y antibióticos genéricos hasta sales de rehidratación y antidiarreicos. A esto se suma un repunte de las enfermedades de transmisión sexual, vinculado a la falta de preservativos en la isla.
Esta advertencia se suma a alertas similares emitidas recientemente por la Unión Europea y Canadá, y refuerza una percepción internacional cada vez más clara: Cuba ya no es un destino seguro desde el punto de vista sanitario, y la crisis de su sistema de salud dejó de ser un problema interno para convertirse en una señal de alarma global.