La Aduana General de la República confirmó que a partir de enero de 2026 entrarán en vigor nuevas normas para la entrada de productos al país, dando por terminado el llamado régimen excepcional que, empujado por la crisis, había flexibilizado de manera temporal las importaciones por pasajeros y envíos. El anuncio, presentado como un “reordenamiento técnico”, supone en la práctica menos facilidades para los cubanos y un retorno al control estatal justo cuando la población depende, más que nunca, de las maletas y los paquetes para comer, asearse o medicarse.
Según explicó la Aduana, el tratamiento variará por vía de entrada. El equipaje no acompañado quedará limitado a un valor máximo de 500 dólares o su equivalente en moneda nacional, con un tope de 50 kilogramos, manteniéndose la exención de impuestos solo dentro de ese margen. En el caso de envíos aéreos, marítimos o postales, el límite baja a 200 dólares o 20 kilogramos, aplicándose el cálculo peso-valor (10 dólares por kilo), una fórmula que históricamente encarece los costos para el destinatario.
Aunque se conserva una franja exenta —los primeros 30 dólares o hasta 3 kilogramos—, cualquier exceso activa automáticamente el cobro de aranceles. Un sistema diseñado para recaudar, no para aliviar, en un contexto donde el Estado no garantiza el acceso regular a bienes básicos.
Se mantiene además una de las exigencias más engorrosas: alimentos, productos de aseo, medicamentos e insumos médicos deberán viajar en bultos separados para poder acogerse a las exenciones. En los envíos, basta incluir un artículo “extra” para perder el beneficio completo y someter el paquete al régimen general, con pagos adicionales y mayor discrecionalidad.
Entre las pocas concesiones, la Aduana admitió la gravedad del colapso eléctrico y prorrogó hasta enero de 2026 la importación no comercial de plantas eléctricas por pasajeros y envíos, dentro de límites técnicos. También se mantendrá vigente, hasta el 31 de enero de 2026, la autorización para importar por equipaje acompañado alimentos, higiene, medicamentos e insumos médicos sin límite de valor y exentos de impuestos: la vía más “generosa”, aunque insuficiente frente a la escasez estructural.
El organismo advirtió sobre supuestos usos “indebidos” con fines comerciales y anunció endurecimiento de controles. Traducido al día a día: más inspecciones, más decomisos y mayor discrecionalidad, mientras el mercado informal crece porque responde a la escasez.
Si no se extiende el régimen excepcional, desde febrero de 2026 el equipaje quedará sometido a reglas aún más estrictas, con impactos directos en cantidades, valores y aranceles. Para muchas familias, otro golpe en un escenario ya asfixiante.
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