El optimismo sigue marcando el discurso oficial, incluso cuando los datos apuntan en dirección contraria. Un ejemplo es Osbel Lorenzo Rodríguez, primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Las Tunas, la única provincia que ha hecho público su plan para la próxima zafra azucarera.
Según lo anunciado, el central Antonio Guiteras prevé moler algo más de 38.000 toneladas de azúcar, una meta que ya supone una revisión a la baja respecto a las 45.000 toneladas planificadas el año anterior. El problema es que, en la práctica, los resultados reales de la última campaña fueron de apenas 7.200 toneladas, es decir, solo el 16% de lo previsto, un antecedente que hace temer un nuevo fracaso.
Pese a ese historial, Lorenzo Rodríguez apeló al lenguaje épico: “Esta es la zafra de la dignidad, la vergüenza, el honor”, declaró, según recoge el diario provincial Periódico 26. El dirigente reconoció los “pésimos resultados” de la campaña anterior y admitió que la próxima, prevista para arrancar en la segunda quincena de enero, se desarrollará en condiciones “muy difíciles”. Sin embargo, no ofreció soluciones concretas frente a un panorama marcado por la falta de combustible, energía, insumos, maquinaria y mano de obra. En lugar de ello, llamó a enfrentar los obstáculos con el “espíritu de combate” de la clase obrera azucarera.
Ese voluntarismo choca con una realidad estructural cada vez más frágil, agravada además por la incertidumbre en torno a Nicolás Maduro, aliado clave del Gobierno cubano. Aunque las autoridades siguen calificando al azúcar como un sector “imprescindible” por su impacto económico y social, esa importancia no se refleja en las inversiones. Hasta octubre, el Estado destinó apenas 0,3% del total de inversiones a la industria azucarera, dos décimas menos que el año anterior y muy por debajo del 10% asignado a servicios empresariales e inmobiliarios vinculados al turismo. Solo la pesca recibe una proporción similarmente baja.
No sorprende, entonces, que la zafra pasada fuera aún peor de lo estimado. En la Asamblea Nacional del Poder Popular, durante el más reciente período ordinario celebrado de forma reducida por la crisis, las autoridades reconocieron que en 2024 se produjeron apenas 127.300 toneladas de azúcar, el 42,5% del plan. Para 2026, el objetivo oficial asciende a 229.500 toneladas, una cifra que muchos consideran prácticamente inalcanzable.
En Las Tunas, los directivos del sector han identificado como emergencia la escasez de mano de obra, mermada por la intermitencia de las zafras y el éxodo de trabajadores en busca de salarios más estables. Se habla de capacitar mejor a los que quedan y de atraer fuerza laboral de otros centrales, medidas que no atacan el problema de fondo. A ello se suma el incumplimiento del plan de siembra, la desmotivación de los productores por la caña sin cortar en los campos y la persistente falta de combustible y lubricantes. Como cierre habitual, tampoco faltaron reproches a los trabajadores por el supuesto desaprovechamiento de la jornada laboral y la falta de control frente a robos y corrupción. Entre consignas y carencias, la zafra vuelve a empezar con más discursos que recursos.
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