El régimen cubano enfrenta un nuevo escándalo que involucra a altos oficiales de sus cuerpos represores. En Ciego de Ávila, se desarrolla actualmente un juicio contra el Delegado del Ministerio del Interior (MININT), Coronel Asdrúbal Sánchez Pupo; el Coronel de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), Suilberto; y el exagente de la Seguridad del Estado, Gerinaldo. Los tres enfrentan acusaciones de corrupción, abuso de poder, tráfico de motores y sobornos, entre otros delitos. La información proviene de la página de Facebook "La Tijera," dado que la prensa oficialista guarda silencio sobre el caso.
La vista oral ha generado gran expectación debido a las altas jerarquías implicadas. Este proceso no solo expone las prácticas ilícitas dentro del MININT, sino que también refleja la descomposición de los órganos represores del régimen, históricamente vinculados a la represión y control social.
Otros Casos de Corrupción en el Sistema Militar Cubano
Las denuncias sobre corrupción no se limitan a Ciego de Ávila. Casos como el de la Teniente Coronel Elsa, jefa de la unidad militar 3747 en Artemisa, y el de la Coronel Magnolia Soto Bernal, jefa de Identificación, Inmigración y Extranjería, amplían el alcance de este problema sistémico.
La Teniente Coronel Elsa fue acusada por el joven Luis Duniel Beltrán, conocido como "El Camilito," de desviar combustible militar para fines personales, incluyendo el robo de combustible destinado a un avión C-130. Beltrán asegura que, tras negarse a participar en estas prácticas corruptas, fue encarcelado durante dos meses por órdenes directas de la oficial. Además de corrupción, Elsa también es señalada por abusos de poder y maltratos tanto hacia soldados como a su propio hijo, evidenciando un ambiente tóxico dentro de su unidad.
Por otro lado, la Coronel Magnolia Soto Bernal ha sido denunciada por crear un esquema lucrativo de extorsión. Según denuncias difundidas en redes sociales, Magnolia cobra hasta 6,000 euros a personas con restricciones de salida del país para devolverles sus pasaportes y permitirles emigrar. Este sistema estaría ligado a altos mandos del régimen, incluyendo al General de División Lázaro Alberto Rodríguez Casas, jefe del MININT. Mientras tanto, las tres hijas de Magnolia viven en Madrid, disfrutando de un estilo de vida muy alejado de las penurias que sufren los cubanos.
Estos casos, lejos de ser incidentes aislados, evidencian una corrupción profundamente enraizada en los cuerpos represores del régimen. Tanto el MININT como las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) han sido denunciados repetidamente por prácticas abusivas y desfalcos, convirtiéndose en ejemplos claros de la decadencia moral e institucional del sistema.
La falta de transparencia y la impunidad que caracteriza a estos casos son reflejo de la fragilidad de las estructuras de poder en Cuba. Mientras el régimen intenta mantener una fachada de control, las denuncias en redes sociales y medios alternativos continúan desenmascarando la verdadera naturaleza de sus dirigentes.
Estos escándalos no solo indignan a la población, sino que también resaltan la hipocresía de un sistema que se jacta de ser ejemplo de ética y justicia. Los juicios y denuncias son apenas la punta del iceberg de una crisis ética que corroe al régimen desde sus entrañas.