Didier Èpars, un suizo con ciudadanía canadiense, se quedó sin casa en el tornado que arrasó varios municipios de La Habana en 2019. Según sus cálculos, las pérdidas que sufrió ascienden a unos dos millones de dólares.
En un reportaje para la revista El Estornudo, cuenta que su vivienda, por más de 30 años, había sido su barco. Unas semanas antes del fenómeno, un fallo en el motor lo dejó en aguas cubanas a él y su hijo.
"Allí hicimos una parada para aprovisionamiento y reparaciones del bote. Teníamos los permisos de tránsito y de viaje por dos semanas; pagué por ellos. Sin embargo, luego de la primera semana, las autoridades nos exigieron que saliéramos. ¿Por qué? No sabemos. Las condiciones meteorológicas no eran buenas. Yo sabía que había un sistema frontal. No había buenas condiciones para la navegación, pero nos ordenaron que nos fuéramos", cuenta. "debido a las corrientes y a que María la Gorda es una zona baja, de arrecifes, encallamos, y el barco zozobró".
La embarcación encalló justamente en la zona marina del Parque Nacional Guanahacabibes, que es un área protegida. Eso lo llevó a meses de lucha entre la aseguradora y el régimen cubano
Los vecinos del lugar poco a poco se lo llevaron todo porque ellos no podían cuidar la embarcación todo el tiempo. "Dos kilómetros de cuerda, nueve colchones cameros, lavabos, lámparas, refrigeradores y otros recursos", recoge el reporte. La historia completa sobre lo que ha pasado está disponible en el siguiente enlace.
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