La escasez de leche en Villa Clara sigue afectando a cientos de niños de entre uno y siete años, mientras las autoridades insisten en culpar a los productores. Según René Bacallao, coordinador de programas y objetivos de la Gobernación en la provincia, la distribución de un litro de leche diario para cada niño debe ser prioridad. Sin embargo, atribuyó la situación a un supuesto incumplimiento de los convenios por parte de algunos productores, quienes, según él, llevan días o meses sin cumplir sus compromisos.
Aunque Bacallao mencionó que «ha faltado organización, rigor y exigencia» en el proceso, la solución propuesta se centra en presionar a los productores mediante comisiones lideradas por el Partido, quienes recorren los municipios para supervisar cada termo de acopio. Según el funcionario, ya se han notado mejoras en localidades como Encrucijada y Camajuaní, y esperan alcanzar los 87,000 litros diarios que la industria láctea necesita para la canasta básica y otros consumos sociales.
Este enfoque ignora el problema de fondo: un sistema ineficiente que ha demostrado ser incapaz de garantizar los recursos necesarios para los productores, desde insumos básicos hasta infraestructura adecuada. La realidad es que muchos campesinos enfrentan graves dificultades para mantener sus producciones debido a la falta de alimentos para el ganado, equipos deteriorados y el pago insuficiente por parte del Estado. Señalar a los productores como responsables de la crisis es un intento por desviar la atención de las fallas estructurales de un modelo centralizado que no incentiva la productividad ni resuelve los problemas de raíz.
Por otro lado, la constante intervención partidista en sectores que requieren soluciones técnicas y económicas solo agrava la situación. La supervisión «termo a termo» no soluciona la escasez de recursos ni genera confianza en los productores, quienes cada vez más optan por vender de manera informal para garantizar su subsistencia.
Es momento de reconocer que la crisis de la leche, al igual que muchos otros problemas en Cuba, no se resolverá señalando culpables, sino reformando un sistema que, año tras año, sigue demostrando su incapacidad para satisfacer las necesidades más básicas de la población.
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