En un acto oficial organizado por la Sociedad Bolivariana de Venezuela, el presidente Nicolás Maduro se autoproclamó “Arquitecto de la Paz”, un título que él mismo se otorgó y que incluyó la entrega de una medalla frente a simpatizantes chavistas.
La ceremonia, difundida por medios oficiales y redes sociales, ha generado críticas, burlas y un fuerte rechazo internacional, dado que se produce en un contexto de profunda crisis social, política y económica en Venezuela.
Durante la actividad, Maduro mostró con orgullo la medalla mientras sus seguidores aplaudían, en un gesto que muchos han interpretado como un acto de propaganda más que un reconocimiento genuino. La iniciativa se asemeja a un Premio Nobel de la Paz improvisado, y la coincidencia temporal no pasó desapercibida: se realiza apenas días después de que la líder opositora María Corina Machado recibiera en Oslo, Noruega, el Premio Nobel de la Paz 2025, generando un contraste marcado entre ambos eventos.
El autoproclamado reconocimiento de “Arquitecto de la Paz” ocurre mientras Venezuela atraviesa niveles críticos de inflación, escasez de alimentos y medicinas, migración masiva de ciudadanos y denuncias constantes de violaciones a los derechos humanos, incluyendo la represión de opositores y la existencia de presos políticos.
Usuarios en redes sociales no han dejado pasar la oportunidad para burlarse, calificando el premio como un gesto de cinismo político y una forma de distraer la atención de la crisis real que vive la población.
El acto también parece responder a los rumores recientes sobre una posible intervención estadounidense, con Maduro reforzando su narrativa de resistencia frente a supuestas amenazas externas y proyectando una imagen de estabilidad inexistente. La coincidencia con la premiación internacional a Machado, quien logró salir de Venezuela bajo medidas de seguridad y viajar a Oslo para recibir su Nobel, ha intensificado las críticas a la autoproclamación del mandatario, que algunos consideran un intento desesperado de contrarrestar el prestigio internacional de la oposición.
Analistas y opositores sostienen que este “reconocimiento” es un acto de autopromoción y propaganda política que no se corresponde con la realidad del país. La situación contrasta dramáticamente con la vida de millones de venezolanos que luchan diariamente contra el hambre, la escasez de medicinas y la represión. En Venezuela, parece que, bajo el régimen de Maduro, la paz se decreta desde un micrófono, mientras el país arde por dentro.
Fuente: NTN24
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