Aunque han pasado los días, la intervencion en la Asamblea Nacional del presidente cubano Miguel Díaz-Canel sigue ocupando el interés de miles de cubanos.
Sus palabras al afirmar: “ahora sí ganamos la guerra” y asegurando que el Parlamento transmite señales de voluntad política para enfrentar la crisis económica que atraviesa el país no dejan lugar a dudas del triunfalismo que lo ha caracterizado desde su entrada al poder en la Isla.
Y es que sus palabras contrastan con la realidad que viven millones de cubanos, quienes diariamente enfrentan escasez de alimentos, cortes de electricidad, transporte ineficiente y precios que se disparan en los mercados locales.
Díaz-Canel reconoció que la economía está en tensión y que la población siente los efectos de años de decrecimiento del Producto Interno Bruto, alta inflación, desabastecimiento, crisis energética y caída de ingresos externos.
Según el mandatario, el reto para 2026 no es solo cumplir con los planes del gobierno, sino demostrar que los cambios serán visibles en la vida del pueblo.
Sin embargo, el discurso dejó sin responder muchas preguntas fundamentales: ¿cómo se traducirán estos planes en soluciones concretas para quienes dependen de la comida, la electricidad y el transporte? ¿Cuándo podrán las familias acceder a productos básicos a precios razonables?
El presidente insistió en la necesidad de fortalecer la unidad del país y de combatir la burocracia, la corrupción y el despilfarro. Afirmó que los diputados deben reforzar su vínculo con la base y recoger propuestas del pueblo para alimentar las políticas públicas. No obstante, la falta de mecanismos efectivos de participación ciudadana plantea interrogantes sobre la capacidad real de los ciudadanos para influir en decisiones que afectan su vida diaria. ¿De qué manera puede la población hacer oír su voz si el sistema limita la expresión y reprime la crítica?
Díaz-Canel también señaló que el año 2026, centenario del comandante Fidel Castro Ruz, debe encontrar al país “peleando y más unido que nunca”. En su discurso, reiteró consignas históricas del régimen como “¡Viva la revolución!” y “Socialismo o muerte, patria o muerte, venceremos”, evocando la continuidad de un modelo que, según él, ha sido capaz de superar dificultades.
Sin embargo, millones de cubanos experimentan la “pelea” en términos de sobrevivir al desabastecimiento y a la inflación, lo que genera tensiones cotidianas que no parecen tener soluciones inmediatas.
El contraste entre la retórica oficial y la experiencia del pueblo plantea cuestionamientos sobre la efectividad de las políticas gubernamentales y la capacidad del Estado para cumplir promesas de justicia social y soberanía nacional.
Las colas que se extienden en los mercados, la incertidumbre sobre la comida y la electricidad, y el costo creciente de la vida diaria reflejan que la “unidad” proclamada desde la élite política no se traduce todavía en mejoras tangibles para la mayoría de la población.
Mientras Díaz-Canel asegura que Cuba no está derrotada y celebra la “victoria” económica, la realidad de millones de ciudadanos evidencia que las tensiones estructurales persisten y que la percepción del éxito gubernamental no coincide con la experiencia cotidiana de quienes enfrentan la escasez, la falta de servicios y las dificultades económicas.
La pregunta que queda en el aire es: ¿cuándo verán los cubanos cambios que realmente alivien sus necesidades más básicas y su calidad de vida?
Fuente del Video: Alberto Arego Facebook.
Veterano actor Morgan Freeman califica a Trump como “lo peor que le ha pasado a EE.UU.”
Hace 2 horas
Etecsa lanza su última recarga internacional de 2025 con “datos ilimitados” de madrugada
Hace 1 hora
CEPAL ubica a Cuba y Haití entre las economías con peor desempeño de la región en 2025
Hace 21 horas