En un hecho que ha generado interés y comentarios en redes sociales, Sandro Castro, nieto del fallecido líder cubano Fidel Castro, se mostró en el umbral de la Basílica del Convento de San Francisco de Asís, una edificación barroca ubicada en la Plaza de las Palomas de La Habana Vieja, mientras recibía preguntas sobre la situación energética en la isla. La publicación fue compartida por Pilar de Cuba en su perfil de Facebook.

Según el testimonio de la usuaria, cuando se le preguntó a Sandro Castro si sabía si los cubanos tendrían electricidad el próximo 31 de diciembre, él respondió golpeando un caldero y cantando: “ñooo que difícil me la pusiste”. No quedó claro si su gesto fue una burla, un comentario irónico o una expresión de conocimiento sobre la insostenible situación eléctrica del país, reflejo de años de dificultades acumuladas en la infraestructura energética cubana.

La publicación de Pilar de Cuba añade un matiz de humor y crítica al señalar que, según Sandro, “200 calderos sonando equivalen a 500 Mega watts de electricidad”, en referencia irónica a la grave crisis energética que afecta a millones de ciudadanos en la isla.

El hecho ha generado reacciones entre usuarios que interpretan el gesto de Sandro Castro como un comentario indirecto sobre la incapacidad del gobierno cubano para garantizar el suministro eléctrico, problema que se ha agudizado durante los últimos años y que afecta tanto a viviendas como a instituciones públicas.

El video y las imágenes compartidas en redes reflejan la mezcla de ironía, crítica social y desconcierto ciudadano que provoca la aparición de figuras ligadas al antiguo liderazgo político de la isla. La situación eléctrica en Cuba sigue siendo uno de los principales retos del país, mientras la población enfrenta cortes frecuentes, baja producción de energía y una infraestructura deteriorada.

El gesto de Sandro Castro frente a uno de los símbolos históricos de La Habana Vieja se suma así al debate sobre la realidad cotidiana de los cubanos, y la publicación de Pilar de Cuba subraya cómo las redes sociales se convierten en un espacio donde se observa y comenta la situación política y social de la isla, mezclando crítica, humor y percepción popular.

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