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Régimen cubano culpa de sus fracasos al 'embargo' y a 'fenómenos naturales' y logra renegociar deudas con el Club de Paris

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 18 de enero de 2025

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El régimen cubano ha demostrado una vez más su habilidad para evitar asumir responsabilidad por su inoperante sistema económico. La reciente renegociación de su deuda con el Club de París es un ejemplo claro de cómo el gobierno de la isla manipula el discurso y utiliza pretextos recurrentes para encubrir su incapacidad de pagar a sus acreedores.

Encabezada por el viceprimer ministro Ricardo Cabrisas, la delegación cubana logró convencer a los 14 países acreedores de otorgarle más tiempo y mejores condiciones para cumplir con sus compromisos financieros. En su intervención, Cabrisas repitió el libreto habitual: culpar al “bloqueo” económico de Estados Unidos y a fenómenos naturales como los principales responsables de la crisis económica que atraviesa la nación. Sin embargo, este discurso es tan viejo como ineficaz, y lo único que evidencia es la falta de voluntad del régimen para implementar reformas estructurales que permitan un verdadero despegue económico.

La economía cubana está sumida en el caos, producto de un sistema centralizado y obsoleto que ha demostrado ser incapaz de generar riqueza. Mientras el mundo avanza hacia la diversificación económica y la apertura de mercados, Cuba permanece atrapada en un modelo estatista que aplasta la iniciativa privada y depende exclusivamente de la ayuda internacional y de renegociaciones como la del Club de París.

En lugar de admitir sus errores y adoptar políticas que incentiven la inversión extranjera y la producción nacional, el gobierno cubano persiste en la narrativa del victimismo. Este enfoque no solo perjudica al pueblo cubano, que sufre las consecuencias de la crisis económica, sino que también engaña a los acreedores internacionales, quienes una y otra vez caen en el juego del régimen.

El embargo estadounidense es el comodín que el gobierno cubano utiliza cada vez que necesita justificar su incompetencia. Sin duda, las sanciones tienen un impacto en la economía, pero no son ni remotamente la causa principal de los fracasos del sistema cubano. Países que enfrentan restricciones similares han logrado prosperar gracias a la implementación de políticas efectivas y a la diversificación de sus economías.

Por otro lado, culpar a fenómenos naturales es un intento burdo de desviar la atención de los problemas internos. La falta de planificación, el desperdicio de recursos y la corrupción son las verdaderas raíces de la crisis económica en la isla.

El régimen cubano ha perfeccionado el arte de manipular a sus acreedores. Con discursos llenos de palabras vacías, agradecimientos ceremoniales y gestos simbólicos como entonar la “Guantanamera” en la firma del acuerdo, logra crear un ambiente de empatía y comprensión que le permite salir airoso de sus compromisos financieros.

Mientras tanto, los países acreedores continúan cayendo en esta trampa, extendiendo plazos y ofreciendo concesiones que solo perpetúan el ciclo de incompetencia y manipulación.

La realidad es que el gobierno cubano no tiene intención alguna de honrar sus compromisos financieros de manera sostenida. Su prioridad sigue siendo mantenerse en el poder, a costa de engañar a la comunidad internacional y someter al pueblo cubano a una pobreza crónica. Hasta que los acreedores no exijan reformas reales como condición para cualquier renegociación, el ciclo de justificaciones y engaños continuará, dejando a Cuba estancada en su propio fracaso. de respeto y entendimiento.



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