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Obispos cubanos piden el fin del bloqueo, pero guardan silencio sobre los presos políticos en su mensaje de Navidad

Redacción de CubitaNOW ~ sábado 20 de diciembre de 2025

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En su Mensaje de Navidad 2025, titulado “Sembradores de esperanza para una Cuba nueva”, los obispos católicos de Cuba volvieron a apelar a un lenguaje espiritual cargado de llamados al perdón, la reconciliación y la esperanza. Sin embargo, el texto —aunque sensible en lo pastoral— deja abiertos serios cuestionamientos al omitir referencias claras a las causas estructurales de la tragedia que vive el país y, sobre todo, al silencio absoluto sobre los miles de presos políticos encarcelados injustamente por la dictadura.

El mensaje se inscribe en la tradición navideña de la Iglesia: recuerda el nacimiento de Jesús en la pobreza, evoca la luz que irrumpe en medio de la oscuridad y reconoce que esta Navidad será especialmente dura para muchas familias, en particular las afectadas por el huracán Melissa en el oriente del país. También subraya el valor de la familia, la oración compartida y la solidaridad con los más vulnerables: ancianos, enfermos, personas en situación de calle y presos.

No obstante, cuando el texto entra en el terreno social y político, el tono se vuelve deliberadamente ambiguo. Los obispos abogan por que “cesen todos los bloqueos, externos e internos”, una frase que, aunque intenta mostrar equilibrio, termina diluyendo responsabilidades. No se menciona de forma explícita al régimen cubano como principal causante de la miseria, la escasez crónica, la migración masiva ni la destrucción del tejido social del país tras más de seis décadas de poder absoluto.

Más llamativo aún es el silencio sobre los presos políticos. En un país donde cientos de ciudadanos permanecen encarcelados por manifestarse pacíficamente, opinar distinto o ejercer derechos básicos, la omisión resulta difícil de justificar. Los obispos hablan de “presos” de manera genérica, pero evitan toda referencia a quienes están tras las rejas por motivos ideológicos, muchos de ellos jóvenes, artistas, activistas o simples ciudadanos que salieron a la calle el 11 de julio de 2021 y después.

El mensaje también retoma ideas ya expresadas en 2020: la necesidad de cambios pacíficos, justicia social, trabajo digno, diálogo plural, protagonismo ciudadano y superación de bloqueos. Cinco años después, esas “buenas noticias” siguen siendo promesas incumplidas, no por falta de voluntad ciudadana, sino por la cerrazón de un sistema político que criminaliza el disenso y bloquea cualquier transformación real desde dentro.

La carta pastoral insiste en la construcción de puentes, el olvido de ofensas y el abrazo fraterno como caminos para una Cuba mejor. Sin embargo, no hay una sola línea que interpele directamente al poder, que exija responsabilidades o que nombre la represión, el miedo y la censura como obstáculos reales para ese diálogo al que se convoca.

La esperanza cristiana, citando al Papa León XIV, es presentada como sostén en medio de la oscuridad. Pero para muchos cubanos, esa oscuridad tiene nombres, cargos y estructuras concretas. Evitarlos puede preservar un delicado equilibrio institucional, pero también corre el riesgo de desconectar el mensaje eclesial del clamor real de un pueblo que espera algo más que consuelo espiritual.

El mensaje concluye con una invocación a la Virgen de la Caridad del Cobre y una bendición para todos los cubanos. Queda la pregunta abierta: ¿puede haber una “Cuba nueva” sin verdad, sin justicia y sin la liberación de quienes hoy pagan con prisión el precio de pensar diferente? La Navidad invita a la esperanza, sí, pero también a la verdad. Y en Cuba, esa verdad sigue pendiente.

(Mensaje de Navidad 2025 de los Obispos Católicos de Cuba)


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