La Ilusión de seguridad en Cuba se desmorona: Una ola de violencia azota la isla

Redacción de CubitaNOW ~ martes 18 de junio de 2024

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La promesa de seguridad en Cuba, una de las banderas más enarboladas por la Revolución, se está desmoronando ante una creciente ola de violencia que sacude a la isla. Incidentes recientes, como la trágica pelea multitudinaria en La Finca de los Monos en La Habana el 8 de junio, han puesto en evidencia una realidad cada vez más difícil de ocultar: el aumento de la criminalidad y la inseguridad en las calles cubanas.

Aquel sábado, lo que debía ser una celebración por la inauguración del verano terminó en un caos de gritos, golpes y armas blancas. Videos compartidos en redes sociales muestran a jóvenes armados con machetes, personas heridas en el suelo y un despliegue tardío de la policía. Aunque el gobierno se ha apresurado a negar la existencia de muertos, testigos y publicaciones independientes han alimentado el debate sobre la creciente violencia en Cuba.

La prensa independiente ha documentado una serie de crímenes que han sacudido a la población: desde el brutal asesinato de un joven en Campechuela por parte de su propia comunidad ante la inacción policial, hasta el reciente asesinato de un campesino en Camagüey para robarle su triciclo eléctrico. Incluso se han reportado incidentes violentos durante eventos públicos, como un concierto de Jerry La Bandera que dejó un muerto y varios heridos.

En medio de la peor crisis económica de su historia, la percepción de inseguridad se ha disparado. El abogado Nelson González, con más de 30 años de experiencia en el sistema judicial cubano, señala que, aunque es difícil acceder a estadísticas oficiales, es innegable el aumento de la criminalidad y la violencia. "El deterioro del sistema de valores y la crisis económica están impactando todas las áreas de la vida", afirmó.

Históricamente, la Revolución cubana se ha vanagloriado de sus logros en seguridad social. Fidel Castro proclamaba con frecuencia que Cuba era "el país más seguro del mundo". Incluso hoy, plataformas como Numbeo colocan a Cuba entre los países con menor índice de criminalidad en la región. Sin embargo, la realidad en las calles parece contradecir estas estadísticas.

La politóloga española Arantxa Tirado, al defender a Cuba como el país más seguro del hemisferio occidental, provocó una oleada de críticas en redes sociales. Los cubanos cuestionaron su afirmación, reflejando un sentimiento colectivo de inseguridad sin precedentes.

Una encuesta digital realizada por la plataforma Cubadata reveló que el 61% de los cubanos encuestados sufrió algún tipo de violencia o delincuencia en 2022, aunque solo el 14,6% denunció estos hechos ante las autoridades. Este dato ilustra la desconfianza y el temor de la población hacia un sistema que parece más interesado en negar la realidad que en enfrentarla.

El gobierno cubano, sin embargo, persiste en su narrativa de negar el aumento de la violencia. Recientemente, el presidente Miguel Díaz-Canel declaró que en Cuba "no hay desaparecidos ni asesinatos", mientras que la Fiscalía sostiene que la criminalidad no ha aumentado, atribuyendo la percepción de mayor violencia al acceso a internet y a la visibilidad que esto proporciona a los incidentes.

En respuesta a la falta de acción y transparencia del gobierno, los cubanos han recurrido a las redes sociales para denunciar los crímenes. Además, observatorios de género independientes han tomado la tarea de registrar los feminicidios, una problemática que las autoridades tienden a minimizar. En 2023, se registraron 89 feminicidios en Cuba, casi el triple de los dos años anteriores, superando incluso las cifras de países con mayor población como España.

A pesar de este alarmante panorama, el gobierno se resiste a aprobar una Ley integral contra la violencia de género, negando la gravedad del problema. Díaz-Canel ha llegado a describir los feminicidios como "una construcción mediática ajena a la realidad cubana".

La crisis de seguridad en Cuba es un reflejo de la profunda crisis económica y social que atraviesa el país. Mientras el gobierno continúa negando la realidad, la población enfrenta diariamente el temor y la incertidumbre de una violencia cada vez más palpable.


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