Haydée Milanés al diario El País: 'Queremos; una Cuba libre, una Cuba en democracia, que pueda florecer, una Cuba de prosperidad'
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 21 de marzo de 2025

La cantante cubana Haydée Milanés ha encontrado en la música la vía para expresar el dolor que le provoca la realidad de su país natal. En una reciente entrevista con El País, la hija del legendario Pablo Milanés habló sobre su exilio en Miami, la censura que sufrió en Cuba y su compromiso con la lucha por la libertad. Su más reciente sencillo, Duele, compuesto junto al rapero El B, exintegrante de Los Aldeanos, se erige como un grito de esperanza para una nación que anhela el cambio.
“Este es un canto a Dios, a Oshún, a la Patrona de Cuba, un canto pidiendo a lo más grande que exista para que nos muestre cómo salir de esta pesadilla y poder tener un país”, declaró Milanés. Con estas palabras, la artista resume el espíritu de Duele, una canción que fusiona la nostalgia con la rebeldía, el amor con la desesperanza, y que representa también su regreso a la escena musical tras años de silencio.
Milanés confiesa que su mayor pesar es haber visto la devastación progresiva de su país. "Mi ciudad, La Habana, que amo profundamente, la he visto destruirse poco a poco. He visto a la gente tan triste, viviendo en miseria bajo una dictadura que no responde al pueblo", afirma. La realidad que describe es la de un país donde la represión impide a los ciudadanos expresarse libremente, donde el miedo es una constante y donde los derechos básicos han sido suprimidos.
El exilio ha sido para ella una obligación y una carga emocional. Dejar atrás a su madre, Zoe Álvarez, quien se encuentra enferma en Cuba, ha sido una de sus decisiones más dolorosas. Sin embargo, Milanés siente que desde fuera puede alzar su voz con mayor fuerza y hacer eco de las injusticias que ocurren en la isla.
La carrera de Milanés en Cuba se vio obstaculizada por su negativa a alinearse con el discurso oficial. Aunque nunca fue declarada abiertamente prohibida, sí fue silenciada de manera sutil y progresiva. "Sabía que en los medios de difusión de Cuba estaba en una lista de bajo perfil, hasta que poco a poco se volvió una prohibición", relata. A pesar de su talento y reconocimiento, nunca se le permitió hacer una gira nacional tras 2009 ni participar en programas de gran audiencia.
El costo de su disidencia no solo fue profesional, sino también personal. Relata que en 2001, cuando su padre se declaró abiertamente desencantado con el castrismo en una entrevista en Miami, sus conciertos en Santiago de Cuba fueron cancelados de inmediato. Además, fue objeto de advertencias y presiones por parte de funcionarios de la cultura, quienes la visitaron en su hogar para sugerirle que moderara su discurso.
Uno de los aspectos más conmovedores de la entrevista fue su reflexión sobre el dolor con el que su padre, Pablo Milanés, pasó sus últimos años. El cantautor, quien en su juventud creyó en la revolución cubana y le dedicó canciones de amor, terminó profundamente desilusionado. "Mi padre murió con el dolor de haberle cantado con tanto amor a algo que fue un engaño desde el principio y que lo utilizó", revela.
Ese desencanto se reflejó en su obra y en su decisión de hablar abiertamente sobre la represión en Cuba, algo que sin duda influyó en la postura de Haydée. "Lo que me hizo despertar fue vivir cerca de mi padre y ver su realidad, sus sufrimientos, la forma en que intentó cambiar las cosas dentro de Cuba", cuenta. Su testimonio confirma que el proceso de toma de conciencia sobre la dictadura cubana es un camino de aprendizaje y de valentía.
Vivir en Miami ha significado para Milanés un renacimiento personal y artístico. Rehacer su carrera fuera de Cuba ha sido un reto, pero también una oportunidad para conectar con una comunidad exiliada que comparte su amor por la isla y su deseo de cambio. "Cuando te exilias, una parte de ti muere y tienes que volver a nacer", afirma.
Con Duele, Haydée Milanés no solo ha marcado su regreso a la música, sino que también ha reafirmado su compromiso con la lucha por la libertad de Cuba. Desde el exilio, su voz se suma a la de muchos artistas y activistas que claman por un futuro distinto para su país. Y aunque la distancia le impida abrazar a su madre o caminar por las calles de La Habana, su arte se ha convertido en un puente emocional con la isla que dejó atrás, pero que nunca ha dejado de amar.
(Entrevista completa en El País)