Cuba compra más comida a EE. UU. y deja en evidencia la fragilidad de su “soberanía alimentaria”
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 15 de diciembre de 2025
El relato oficial sobre “soberanía alimentaria” y las constantes alusiones al embargo estadounidense vuelven a chocar con una realidad medible: en los primeros nueve meses de 2025, Cuba compró 355 millones de dólares en productos agrícolas a Estados Unidos, cifra que representa un crecimiento del 15% frente al mismo tramo de 2024, según datos del Departamento de Agricultura de ese país.
El salto más visible se registró en carne de cerdo, un alimento clave en la dieta cubana y, a la vez, uno de los sectores más golpeados dentro de la Isla. De enero a septiembre, las importaciones sumaron 33,6 millones de dólares, más del doble de lo gastado en igual período del año anterior (16,3 millones). El incremento ocurre mientras la producción nacional se desploma: en 2024 apenas se produjeron 9.000 toneladas, lejos de las 16.500 de dos años antes y a una distancia abismal del pico de 2018, cuando el sector llegó a rondar las 200.000 toneladas. Productores han señalado como causas la falta de alimento animal y la dificultad para sostener mano de obra.
La dependencia de compras externas también toca fibras históricas. El azúcar, emblema económico de Cuba durante décadas, aparece ahora como otro producto que llega desde fuera. En 2025, el país importó desde EE. UU. 14,9 millones de dólares, por encima de los 11,1 millones de 2024. En otro tiempo, Cuba cubría su consumo interno —tradicionalmente estimado en unas 700.000 toneladas— y exportaba el excedente. Hoy el escenario es inverso: con la producción actual, se ve obligada a importar parte de lo que necesita y además incumple compromisos de exportación. A esto se suma un dato repetido en los últimos años: desde al menos 2020, cada zafra ha sido presentada como la peor en un siglo.
El café es otro termómetro del deterioro. Las compras a Estados Unidos subieron alrededor de 32%, al pasar de 8,4 millones en 2024 a 11 millones en los primeros nueve meses de 2025. La caída productiva explica esa dependencia: la Oficina Nacional de Estadística e Información ha reportado que en el último quinquenio la producción nacional disminuyó 51%. Dentro del país, además, se agrava la percepción de desabastecimiento: lo poco producido suele priorizarse para exportación, mientras en el mercado interno el café desaparece, se encarece o llega con una calidad muy cuestionada por mezclas y sustitutos.
Incluso el tabaco, sector que ha sido vitrina de exportación por sus puros premium, aparece en la lista. Cuba importó desde EE. UU. 355.000 dólares en hoja, un 83% más que el año anterior (194.000). El contraste es llamativo: mientras se celebran ingresos externos por ventas de alta gama, el consumo interno de cigarrillos no logra cubrirse como ocurría antes.
En paralelo, subió con fuerza la compra de granos y piensos, esenciales para la cadena alimentaria. Este rubro pasó de 6,8 millones en 2024 a 23,8 millones en 2025, casi cuadruplicándose y marcando el nivel más alto de los últimos cinco años, tras un periodo (desde 2020) en el que la cifra se movía, por lo general, entre 6 y 9 millones.
En conjunto, estas compras refuerzan una realidad estructural: Cuba depende en más de un 80% de importaciones para cubrir necesidades alimentarias básicas. Arroz, pastas, conservas y granos llegan desde múltiples mercados —de Guyana, Vietnam, China, Turquía, Venezuela, Portugal, entre otros—, mientras la producción nacional sigue sin levantar cabeza.
El resultado es una paradoja cada vez más difícil de ocultar: un país que proclama autosuficiencia alimentaria, pero que aumenta su dependencia de importaciones, incluso desde el mismo mercado al que responsabiliza, a diario, de su crisis.