Dos incidentes de robo en La Habana durante los últimos días han generado preocupación en las autoridades, tras revelarse que los perpetradores trabajaban en los mismos sitios donde cometían sus crímenes.

Los hechos, reportados en redes sociales por el perfil “El Cubano Fiel” vinculado a la seguridad del Estado, destacan la creciente inseguridad en la capital cubana.

En el primer caso, tres empleados del emplazamiento de grupos electrógenos en el barrio Traviesa, cercano a la CUJAE en Marianao, fueron sorprendidos sustrayendo petróleo.

Los hombres habían conectado una manguera a las tuberías de un generador para extraer combustible, logrando acumular 500 litros en múltiples envases ocultos dentro del lugar. La intervención policial ocurrió alrededor de las 10:00 p.m., cuando varios vehículos de criminalística acudieron al sitio para detener a los involucrados.

Cuba enfrenta una aguda crisis energética marcada por la escasez de combustible, lo que ha agravado la movilidad y las actividades económicas en todo el país. Ante la limitada disponibilidad de gasolina en estaciones oficiales, el mercado negro se ha convertido en la única alternativa para muchos, donde los precios han alcanzado niveles récord, superando ampliamente las posibilidades de la mayoría de la población.

La única forma de comercializar de forma informal los combustibles es robándoselos al Estado, quien controla toda la distribución y almacenamiento de los hidrocarburos.

En un segundo incidente, un hombre fue arrestado en el municipio Guanabacoa mientras intentaba robar cabillas de una fábrica de zapatos en el barrio Villa 2. Según vecinos de la zona, quienes alertaron a las autoridades tras observar al delincuente en plena acción, el material sustraído estaba destinado a la reparación del inmueble estatal.

El robo de cabillas en Guanabacoa evidencia la falta de control sobre los recursos destinados a la reparación de infraestructura pública, un problema recurrente en la Isla.

Ambos casos destacan un patrón similar: los robos se ejecutaron desde instalaciones estatales por personas que conocían los procedimientos internos, lo que plantea dudas sobre la supervisión y seguridad en estos lugares. En el caso de Marianao, el robo de petróleo afecta directamente el funcionamiento de los generadores, esenciales en un contexto de constantes apagones en el país.

Al tratarse de hurtos en instalaciones del Estado, la respuesta de la policía para iniciar las investigaciones y detener a los implicados fue expedita. Sin embargo, cuando los afectados son las personas naturales, el Ministerio del Interior no trabaja con la misma rapidez y en muchos casos los hechos quedan impunes.

Y si se trata de protestas de cubanos exigiendo sus derechos ciudadanos, resulta inmediata la presencia policial; eso nadie lo duda.

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