Las juntas penitenciarias de California rechazaron esta semana las solicitudes de libertad condicional de Lyle y Erik Menéndez, sentenciados por el asesinato de sus padres en Beverly Hills en 1989, uno de los crímenes más mediáticos de la historia reciente en Estados Unidos.
El jueves, Erik recibió una respuesta negativa al ser considerado un recluso con un riesgo “moderado” para la sociedad. Un día después, la junta tomó la misma decisión en el caso de Lyle, informó BBC Mundo.
A ambos les queda la posibilidad de que el gobernador de California, Gavin Newsom, atienda la petición de indulto presentada por sus abogados, aunque analistas consideran improbable que el mandatario intervenga en un caso tan polémico en pleno escenario preelectoral.
Los hermanos habían cumplido los requisitos legales para optar a la libertad condicional luego de que en mayo pasado un juez modificara su condena original de cadena perpetua sin beneficio de excarcelación, estableciendo en su lugar una pena mínima de 50 años.
Durante una audiencia de más de 10 horas, Lyle Menéndez expresó su arrepentimiento: “Nunca podré compensar el daño y el dolor que causé a todos los miembros de mi familia. Lo siento mucho por todos y lo lamentaré para siempre”. La junta reconoció sus avances académicos y programas de apoyo a otros reclusos, pero señaló faltas disciplinarias como el uso indebido de un celular.
Por su parte, Erik Menéndez también mostró pesar y recordó entre lágrimas el momento en que disparó contra sus padres mientras veían televisión. La junta valoró su participación en programas de rehabilitación, pero resaltó infracciones previas, como peleas y posesión de contrabando.
Ambos cumplen condena desde hace 35 años por el asesinato de José y Kitty Menéndez, ocurrido el 20 de agosto de 1989. Tras confesar su responsabilidad en 1996, los hermanos alegaron haber actuado en defensa propia, denunciando abusos emocionales y sexuales en el hogar.
Aunque sus pedidos de libertad condicional fueron negados, la junta precisó que podrán volver a solicitarlos en el futuro. Mientras tanto, la expectativa se centra en si el gobernador Newsom se pronunciará o no sobre un caso que aún divide a la opinión pública estadounidense.
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