El gobierno de Javier Milei celebra con entusiasmo los últimos indicadores económicos de Argentina, destacando una caída del riesgo país, la desaceleración de la inflación y el repunte de las reservas del Banco Central. Sin embargo, las opiniones sobre la sostenibilidad de este progreso están divididas, y los ciudadanos aún no sienten el impacto positivo en sus bolsillos.
Desde su llegada al poder, Milei ha impulsado un discurso de optimismo económico, afirmando que Argentina "está entrando en su mejor momento de los últimos 100 años". Las cifras parecen respaldar su mensaje: los bonos locales han crecido un 16% en noviembre, el índice bursátil Merval se ha duplicado en valor en dólares en menos de un año, y el riesgo país ha caído a 745 puntos, un mínimo que sugiere un regreso potencial a los mercados internacionales de crédito.
El gobierno también resalta una importante reducción de la inflación mensual, que pasó del 25% en diciembre de 2023 al 2,7% en octubre de 2024, junto con un superávit fiscal proyectado para este año, el primero en 16 años. Además, más de 20.000 millones de dólares ingresaron al sistema gracias a una amnistía fiscal, fortaleciendo las reservas del Banco Central.
Un factor clave en el optimismo de los mercados es la promesa de Milei de cumplir con los vencimientos de deuda, que ascienden a 17.000 millones de dólares en 2025. Para garantizar este compromiso, el gobierno ha iniciado negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en busca de nuevos financiamientos.
Según Marina dal Poggetto, directora de la consultora EcoGo, los mercados están atentos a cuatro pilares: consolidación fiscal, acumulación de reservas, reducción de la inflación y estabilidad política. Hasta ahora, los datos muestran avances en estas áreas, lo que explica el clima de confianza.
A pesar del entusiasmo, los expertos advierten sobre los riesgos de este modelo económico. Miguel Kiguel, economista de la consultora Econviews, señala que el contexto internacional, con tasas de interés más bajas, ha favorecido el ambiente positivo en Argentina. Sin embargo, sostiene que las inversiones productivas requieren más tiempo y estabilidad para materializarse: "Comprar bonos es algo inmediato, pero construir fábricas o explotar minas son decisiones más irreversibles que generan cautela".
Por otro lado, empresarios y ciudadanos permanecen escépticos. Mientras los indicadores macroeconómicos mejoran, muchas familias argentinas siguen enfrentando dificultades económicas. La persistente desigualdad entre las cifras oficiales y la realidad cotidiana genera dudas sobre si las recientes mejoras serán sostenibles a largo plazo o si representan un alivio temporal.
Argentina vive un momento de optimismo financiero que, de consolidarse, podría marcar un cambio significativo en su trayectoria económica. No obstante, los desafíos estructurales, la historia de ciclos económicos inestables y la percepción popular plantean interrogantes sobre la durabilidad de este repunte.
El gobierno de Milei tiene por delante la tarea de convertir este entusiasmo en resultados tangibles para todos los argentinos, asegurando que el crecimiento económico no se limite a los mercados, sino que se traduzca en una mejora real de la calidad de vida.
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