La celebración esta semana de una marcha en solidaridad con el pueblo de Palestina, que recorrió el Malecón habanero encabezada por el gobernante Miguel Díaz-Canel, dio lugar a que un activista cubano sugiriera la celebración de próximos eventos de este tipo en Centro Habana, donde las edificaciones se asemejan a las ruinas de Gaza tras los bombardeos de Israel: “Propongo al régimen que la próxima marcha pro Palestina la hagan en la calle San Lázaro, en Centro Habana, para que entre derrumbes, lomas de escombros y montañas de basura tengan hasta la escenografía para que se hagan la idea de que están allá”.

En compañía del primer ministro Manuel Marrero Cruz y el presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández, el gobernante cubano marchó junto a un millar de funcionarios, estudiantes y trabajadores movilizados para el evento, desde la Fragua Martiana hasta la llamada Tribuna Antimperialista. En el caso de los dos máximos dirigentes del país, calzando costosos tenis de marca Skechers y Nike, inalcanzables para la gran mayoría del pueblo cubano. 

El recorrido por el Malecón habanero indignó al activista cubano Adelth Bonne Gamboa, quien desde sus redes sociales invitó al régimen a celebrar marchas de este tipo por calles del municipio Centro Habana, para que los dirigentes y sus simpatizantes pudieran sentirse en un entorno más solidario con los palestinos, rodeados de edificaciones en ruinas y de personas necesitadas de ayuda humanitaria.

Convocada por la Unión de Jóvenes Comunistas, la marcha condenó lo que la organización considera “el genocidio que comete Israel contra la población civil palestina”.

Mientras la solidaridad del régimen cubano se vuelca hacia la población palestina, cientos de miles de cubanos viven en condiciones de pobreza extrema, sin solución a sus problemas habitacionales, en edificios en ruinas, con familias en condiciones de albergue o hacinamiento y sin acceso a agua corriente además de los continuos y cada vez más extensos apagones.

En la capital de Cuba, en particular en los municipios de Centro Habana y la Habana Vieja, se cuentan por miles las familias que viven en edificaciones en peligro de derrumbe, o tras haber sufrido derrumbes parciales. Estructuralmente débiles, los edificios de estas localidades llevan décadas de abandono, sin mantenimiento ni solución a los problemas de saneamiento y suministros que padecen.

A finales de septiembre, tras las fuertes lluvias asociadas al paso por el extremo occidental de Cuba del huracán Helene, se reportaron dos derrumbes en La Habana Vieja. Días antes, la periodista e influencer argentina Melina Moriatis compartió en sus redes sociales un video que mostraba la destrucción y decadencia de La Habana. Edificaciones en ruinas, calles cubiertas de basureros, charcos de agua y podredumbre en las aceras fueron fotografiados por Moriatis en un testimonio gráfico del declive de la capital cubana, fechado en septiembre de 2024.

A mediados de agosto, el derrumbe parcial de un edificio en Centro Habana fue grabado por cubanos que presenciaron la escena y el momento crítico de la caída de un balcón de la edificación. El mismo régimen que se dice consternado por el sufrimiento de los palestinos es indiferente al dolor de cientos de miles de cubanos que padecen problemas de vivienda.

Mientras las políticas destinadas a atender estas necesidades fracasan año tras año de manera creciente, el régimen cubano sigue destinando recursos para la construcción de hoteles e infraestructuras para el turismo que controla el Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA), en poder de los militares y dirigentes de la dictadura; una situación que incrementa el malestar de la población.

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