El Tribunal Superior de Ho Chi Minh ratificó este martes la pena de muerte impuesta a Truong My Lan, una prominente empresaria del sector inmobiliario, tras rechazar su apelación por cargos de malversación y soborno. La decisión subraya el impacto severo de sus acciones en la economía, el mercado financiero y la sociedad vietnamita.

Truong My Lan, presidenta del grupo inmobiliario Van Thinh Phat, fue hallada culpable de liderar un esquema de fraude financiero que desvió 12.000 millones de dólares del Banco Comercial de Saigón (SCB), el mayor escándalo de este tipo en la historia del país. Aunque Lan expresó su disposición a devolver el dinero malversado, el tribunal consideró insuficientes sus intentos de reparación, dados los daños causados.

La investigación reveló que, a través de testaferros, Lan controlaba el 91 % de las acciones del SCB sin ocupar un cargo oficial en el banco. Entre 2012 y 2022, utilizó su influencia para aprobar más de 2.500 préstamos a empresas ficticias, desviando enormes sumas de dinero. Este esquema llevó al SCB al borde del colapso, obligando al gobierno vietnamita a intervenir con un rescate de 24.000 millones de dólares.

A pesar de haber admitido los cargos y mostrado arrepentimiento, las autoridades enfatizaron que la magnitud del daño no justifica una reducción de la sentencia. Según la ley vietnamita, la pena de muerte podría ser conmutada por cadena perpetua si Lan devuelve al menos tres cuartas partes del dinero desviado, pero hasta el momento no ha logrado cumplir con ese requisito.

El caso de Truong My Lan forma parte de la campaña anticorrupción “Fuego Ardiente”, iniciada en 2016 por el Partido Comunista de Vietnam. Este esfuerzo ha llevado a la condena de numerosos altos funcionarios y empresarios, destacando la determinación del país por combatir la corrupción sistémica en sus sectores financieros y empresariales.

La caída de Lan también expuso las vulnerabilidades del sistema bancario vietnamita. Su arresto en 2022 desencadenó una fuga masiva de depósitos en el SCB, agravando una crisis financiera que todavía afecta al país.

Además de esta condena, Lan enfrenta una pena de cadena perpetua en un caso separado por fraude, lavado de dinero y transferencias ilegales. Aunque puede solicitar una revisión de su caso o apelar a la clemencia presidencial, sus posibilidades de evitar la pena capital son escasas.

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