Un nuevo hotel de lujo se eleva sobre La Habana mientras aumentan los problemas económicos de Cuba y se desploma el turismo
Redacción de CubitaNOW ~ domingo 26 de enero de 2025
Es imposible no verlo. La enorme masa rectangular de hormigón y cristal —el edificio más alto de La Habana— domina el paisaje urbano de la ciudad, elevándose 150 metros (490 pies) por encima de las casas coloniales, con sus 542 habitaciones de lujo y majestuosas vistas de la ciudad y el mar.
El hotel Selection La Habana, gestionado por la cadena española Iberostar, aún no ha sido inaugurado pero ya es blanco de críticas, y no sólo por su inusual forma. Los cubanos cuestionan la asignación de millones de dólares por parte del gobierno al turismo de lujo mientras la isla lidia con una severa crisis económica y las cifras del turismo caen a mínimos históricos.
“Todo ese dinero se podría haber gastado en construir hospitales y escuelas”, lamentó Susel Borges, una artesana de 26 años, mientras miraba hacia el imponente edificio, conocido por los lugareños como el “edificio K y 23” debido a su ubicación.
Ubicado cerca del legendario hotel Habana Libre y de la icónica heladería Coppelia, el nuevo hotel forma parte de un plan gubernamental para construir una decena de establecimientos de lujo —principalmente en La Habana— que no se detuvo ni siquiera durante la pandemia de COVID-19 y mientras los hoteles de lujo existentes permanecieron en gran parte desocupados.
Durante décadas, el turismo impulsó la economía cubana, generando ingresos anuales de hasta 3.000 millones de dólares. Pero en diciembre, las autoridades cubanas dijeron que solo 2,2 millones de turistas visitaron la isla en 2024, una disminución de aproximadamente 200.000 con respecto a 2023 y significativamente menor que los 4,2 millones de turistas que visitaron el país en 2019.
El gobierno atribuye la caída del turismo a una “tormenta perfecta” de factores que incluyen escasez de suministro, una grave crisis energética que provoca apagones masivos y falta de personal, debido a la emigración y los bajos salarios. Además, la isla está lidiando con un aumento de las sanciones estadounidenses , que incluyen restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses, la prohibición de cruceros y otras medidas diseñadas específicamente para sofocar el crecimiento de la industria turística cubana.
“El turismo se acabó”, dijo Julio García Campos, conductor de un Pontiac rojo brillante de 1951 con motor original. “¡Los turistas solían hacer cola para subirse a uno de estos!”, dijo, recordando una época pasada en la que la isla estaba llena de viajeros estadounidenses y europeos tras la eliminación de las sanciones por parte del entonces presidente Barack Obama .
El nuevo Selection La Habana, como todos los hoteles de Cuba, es de propiedad estatal y está gestionado por GAESA, un conglomerado perteneciente al Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que ha sido criticado a menudo por la opacidad de sus negocios. Al ser una operación militar, está exenta de auditorías de la Contraloría General de la República y no ha revelado el monto invertido en el hotel de 40 pisos.
El economista cubano Pedro Monreal señala la “incongruencia” de invertir capital en el sector turístico cuando se destina muy poco a áreas estratégicas como la agricultura.
“Dado que la inseguridad alimentaria es una preocupación, es preocupante que la inversión agrícola esté muy por detrás de la inversión en turismo, siendo 11 veces menor”, señaló Monreal el año pasado en las redes sociales.
Los arquitectos también expresaron poco entusiasmo por el nuevo hotel, señalando su apariencia disruptiva dentro del entorno, su altura excesiva que viola las regulaciones urbanas y sus altas ventanas de vidrio que no son adecuadas para un clima tropical.
“Este edificio sirve como un ejemplo perfecto en nuestras clases de lo que no se debe hacer en materia de diseño bioclimático”, afirmó Abel Tablada, arquitecto y profesor universitario, y agregó que es “imperdonable” que el poco dinero del que dispone el Estado cubano se haya destinado a un edificio que no agrega valor a la ciudad.
(Fuente: AP)