En una decisión que marca un cambio drástico en la política migratoria, la administración Trump está otorgando al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) el poder de deportar rápidamente a migrantes admitidos temporalmente bajo programas implementados durante el mandato de Joe Biden. Según un memorando interno obtenido por The New York Times y firmado por el jefe interino del Departamento de Seguridad Nacional, la nueva directriz ofrece a ICE una estrategia para usar poderes de expulsión expeditos, históricamente aplicados solo a encuentros en la frontera sur, en migrantes admitidos legalmente en programas específicos.

Estos programas incluyen la aplicación CBP One, que permitió a migrantes programar citas legales para entrar al país, y una iniciativa que admitió temporalmente a personas que huían de crisis en Cuba, Nicaragua, Venezuela y Haití. Ambos fueron pilares clave en los esfuerzos de Biden por crear vías legales y reducir las entradas irregulares. Sin embargo, el memorando plantea que más de un millón de migrantes que utilizaron estas vías legales podrían ahora enfrentar deportación.

Breaking News: The Trump administration is moving to deport migrants who were allowed into the U.S. temporarily under Biden-era programs, an internal memo said. https://t.co/LjGIumIMcK

— The New York Times (@nytimes) January 24, 2025

La política también podría extenderse a inmigrantes traídos bajo programas separados, como los afganos y ucranianos admitidos temporalmente. Esto ha generado preocupaciones entre defensores de los derechos de los migrantes, quienes advierten sobre las implicaciones de la medida.

La administración Trump está dejando claro que su enfoque en la aplicación de la ley de inmigración no se limitará a aquellos que ingresaron ilegalmente, sino que también incluirá a quienes aprovecharon vías previamente autorizadas. Este cambio refuerza la intención del expresidente de reformar el sistema migratorio de manera agresiva, un tema que ha sido central en su discurso político.

Los próximos días serán clave para observar las reacciones de los migrantes, organizaciones defensoras y países afectados por esta nueva directriz, que promete avivar el debate migratorio en Estados Unidos.

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