El lujo en tiempos de crisis: Cena de fin de año por 15 mil pesos en La Habana, mientras Cuba se ahoga en pobreza
Redacción de CubitaNOW ~ martes 31 de diciembre de 2024
En medio de la crisis económica más severa que enfrenta Cuba en más de seis décadas, el emblemático restaurante estatal Café del Oriente en La Habana, propiedad de CIMEX, decide promocionar una lujosa cena de fin de año con un precio de 15,000 pesos por persona. [IMAGE]{"data": "https://cdncubitanowads-102a5.kxcdn.com/images/08f8513f-2dfa-49a1-89d7-3a2903796670-post restaurante .jpg", "width": 855, "height": 786}[/IMAGE]
Este contraste entre el despilfarro en ciertos círculos y la escasez generalizada refleja la falta de coherencia del sistema comunista cubano, que, en lugar de promover el crecimiento económico inclusivo, perpetúa la desigualdad y la pobreza para la mayoría de la población.
El menú de lujo promete una experiencia de “fin de año distinto”, con cócteles, tapas selectas, y un banquete con opciones como solomillo de res con salsa de champiñón y langosta, seguidos de un postre elaborado y una barra abierta. Sin embargo, este lujo no solo es inaccesible para la gran mayoría de los cubanos, sino que resalta la desconexión entre los intereses del gobierno y las necesidades reales del pueblo.
Mientras millones de cubanos luchan por conseguir lo básico, como alimentos y medicamentos, los restaurantes estatales están centrados en ofrecer un festín a precios exorbitantes. A pesar de la crítica situación económica del país, con una escasez del 70% de medicamentos esenciales y apagones constantes, el gobierno, a través de sus empresas estatales, parece más enfocado en mantener una fachada de “lujo” y control en áreas selectas como el turismo, en lugar de asegurar el bienestar de sus ciudadanos.
El precio de 15,000 pesos por una cena contrasta con las declaraciones de activistas cubanos y organizaciones civiles que, ante la falta de respuesta institucional, han lanzado iniciativas solidarias para ayudar a los más vulnerables. La solidaridad de la sociedad civil, que a menudo es ignorada o reprimida, parece ser la única respuesta real ante el colapso del sistema.
La ironía es innegable: mientras se celebran cenas exclusivas con menús de lujo, la realidad de los cubanos de a pie es una lucha constante por sobrevivir a la escasez, los bajos salarios y la falta de oportunidades. Esta es la consecuencia directa de un sistema económico que, lejos de fomentar el desarrollo inclusivo, ha creado un entorno de monopolios estatales que priorizan los intereses de las élites sobre el bienestar colectivo.
Este episodio pone de manifiesto una vez más las fallas estructurales del sistema comunista cubano, que parece más interesado en mantener su control sobre ciertos sectores estratégicos, como el turismo y el comercio, mientras las necesidades fundamentales de su población siguen siendo ignoradas. La falta de un modelo económico que favorezca el crecimiento real y sostenible es evidente, y los cubanos continúan pagando el precio por ello con su pobreza y sufrimiento diario.