Los estudios de animación de Cubavisión informaron que para este año tendrán entre sus propuestas estrella para los niños cubanos “las travesuras del Comandante en Jefe”. Recrearán una ficción infantil con la vida de Fidel Castro entre 1926 y 1932. Con la intención, según Granma, de mostrar la parte humana del líder.

A la muerte del dictador se emitió una ley que prohíbe usar su nombre y cara con propósitos de promoción. Esta fue una extraña disposición contra el culto a la personalidad de la figura más egocéntrica de la historia cubana. Es evidente que es una de las tantas leyes que no están dispuestos a cumplir.

La televisión cubana es un medio de adoctrinamiento infantil. Producir dibujos animados con la vida del caudillo niño sobrepasa el sentido del mal gusto. El Estado deberá destinar presupuestos a un contenido estéril para una juventud que vive pegado a los sueños de las sociedades capitalistas.

Las nuevas generaciones no recuerdan a Fidel Castro, los niños que ingresan a la edad escolar nacieron sin su presencia física. Ante el vacío de liderazgo que dejó su muerte, el régimen de la Habana busca generar un paradigma heroico al estilo Elpido Valdés para intentar cautivar a los infantes con el prototipo del “hombre nuevo”.

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