A una semana de las explosiones en la Unidad Militar de las FAR en Cuba, familiares denuncian que no han hecho nada por intentar rescatar o encontrar los cuerpos de sus hijos que pasaban el Servicio Militar Obligatorio, crítica abierta al Ministerio de las Fuerzas Armadas y al desgobierno que impera en la Isla.

Leinier Jorge Sanchez Franco, Frank Antonio Hidalgo Almaguer Liander José Garcia Oliva, Yunior Hernández Rojas, Rayme Rojas Rojas, Carlos Alejandro Acosta Silva, Brian Lázaro Rojas Long, José Carlos Guerrero Garcia y Héctor Adrian Batista Zayas eran jóvenes que estaban pasando en contra de su voluntad el SMO (Servicio Militar Obligatorio) y según aseveran familiares y amigos, sin la preparación requerida para la labor a la que fueron llevados dentro de los túneles subterráneos de la Unidad Militar en Melones.

Posiblemente no supieran que estaban trasladando y manipulando, ¿misiles antiaéreos, armas químicas? todo puede ser posible. El MINFAR le expresó a los familiares que no podían hacer nada para intentar rescatarlos por lo difícil de la operación, pero puede que haya algo más. 

En las imágenes de los fuegos tomadas por los pobladores de la zona, se puede observar aparte del humo gris, algo normal en un incendio, las llamas color naranja que pudieran delatar la presencia de agentes químicos, que tal vez estaban moviendo y manipulando sin el equipamiento y el vestuario requerido para esa labor, apunta el medio digital La Tijera.

La posibilidad de que se estuvieran manejando sustancias químicas u otros materiales altamente peligrosos agrava la situación. El color de las llamas y el comportamiento del humo observado por los pobladores refuerzan las sospechas sobre la naturaleza del material que pudo haber causado la explosión. Sin embargo, la falta de acceso a información oficial dificulta la confirmación de estas teorías y deja a las familias y a la opinión pública en un estado de incertidumbre y desconfianza.

Que los medios oficialistas hayan optado por el silencio o por ofrecer una versión limitada de los hechos aumenta las sospechas de encubrimiento. Las familias, mientras tanto, claman por respuestas y acciones que muestren humanidad y responsabilidad ante la tragedia.

Esta situación, sumada a la crítica generalizada al Servicio Militar Obligatorio en Cuba, evidencia una desconexión entre las prioridades del sistema y las necesidades y derechos de los ciudadanos, especialmente de los más jóvenes. La presión de familiares, amigos y voces independientes para exigir justicia y transparencia sigue siendo esencial para mantener la atención en este caso y buscar un cambio en las condiciones que llevaron a este desenlace trágico.

Lo cierto es que ni los medios de comunicación oficialistas, ni la prensa de la Isla han hablado más del tema y los resultados de las investigaciones jamás se sabrán... ¡hay mucho que ocultar!