‘Si existen enemigos de la Revolución, búsquelos entre los dirigentes del Partido’, dice intelectual cubano
Redacción de CubitaNOW ~ martes 21 de julio de 2020
El escritor cubano Pedro Armando Junco López ha enviado una profunda reflexión al gobernante designado Miguel Díaz-Canel.
A través de sus letras, el cubano hace contundentes y honestas declaraciones:
En su último discurso ante el Consejo de Ministros, televisado y expuesto en la Mesa Redonda, usted hace públicas las determinaciones tomadas al más alto nivel, considerando de antemano la aprobación del pueblo sin consultársele, poniendo en tela de juicio la popularidad de estas medidas.
Cierto es que los sistemas autocráticos son libres en el accionar de sus ordenanzas y que ya es costumbre atávica en los cubanos resignarse a acatar y obedecer los decretos estatales. Pero me sentí profundamente señalado cuando usted dijo –con otras palabras, desde luego, pues no tengo grabadora en mi casa– que los enemigos de la Revolución utilizan las redes sociales para mentir y confundir a la ciudadanía. Y es precisamente la palabra “enemigos” la que nos ha echado en el mismo saco a los que desean el derrocamiento del sistema que hoy nos dirige, junto a los ciudadanos cívicos que declaramos nuestra verdad y proponemos nuestras opiniones públicamente, por cualquier medio de expresión como reza en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como instituye la nueva Carta Magna cubana y, sobre todo, como el Apóstol de nuestro país nos dejó por herencia: pensar y hablar sin hipocresía y trabajar para que nuestro gobierno sea bueno cuando consideramos que nuestro gobierno se equivoca.
...Si existen enemigos de la Revolución, búsquelo entre los directivos de cuellos blancos, dirigentes militantes del Partido que se prestan a las menos pensadas ilegalidades, y castíguelos. Pero deje de perseguir a los productores: permita que el pescador, pesque; que el agricultor siembre, que el ganadero críe… Pero deje al pescador que venda libremente su producto del mar, que el cosechero se las ingenie y comercialice sus siembras sin que medie el Estado, que el campesino mate su res y la venda al precio que le venga en ganas y se la compre el que pueda; porque por muy injusto que parezca, mayor injusticia es venderle al proletariado en una moneda que no circula en Cuba y a la que solo quienes tienen apoyo desde el exterior, pueden adquirirla.