Un nuevo hecho vinculado al desvío de recursos destinados a la población vulnerable salió a la luz en Santiago de Cuba, luego de que fueran recuperados 40 colchones que debían ser entregados a familias afectadas por el paso del huracán Melissa. La información fue divulgada por el perfil oficialista Héroes del Moncada, que dio cuenta de lo ocurrido en la localidad de Julio Sanguily, donde residentes alertaron sobre la situación.

De acuerdo con el reporte, los colchones formaban parte de la ayuda prevista para personas damnificadas por el evento meteorológico, pero nunca llegaron a su destino. En su lugar, terminaron almacenados en la vivienda de un vecino, presuntamente con la intención de ser vendidos a altos precios en el mercado informal, aprovechando la necesidad urgente de quienes lo perdieron todo tras el huracán.

El hallazgo se produjo en horas de la tarde, cuando se realizó un registro domiciliario que permitió localizar los 40 colchones sustraídos. Posteriormente, estos fueron entregados a las autoridades correspondientes, que deberán garantizar su distribución a las familias para las cuales estaban originalmente destinados. Hasta el momento no se han ofrecido detalles oficiales sobre la identidad del responsable ni sobre las posibles sanciones que enfrentará.

Más allá del caso puntual, el hecho vuelve a evidenciar un problema recurrente en Cuba: el desvío y la comercialización ilegal de recursos concebidos para la asistencia social y la ayuda humanitaria. En contextos de desastre natural, cuando la demanda de artículos básicos como colchones, alimentos y materiales de construcción se dispara, proliferan prácticas ilícitas que terminan agravando la situación de los más afectados.

Vecinos de la zona señalaron su indignación ante lo ocurrido, al considerar especialmente grave que se intente lucrar con bienes destinados a personas que perdieron sus viviendas o enseres. Para muchos, este tipo de hechos no solo refleja la actuación de individuos inescrupulosos, sino también las fallas de control y seguimiento en la cadena de distribución de la ayuda.

El huracán Melissa dejó a su paso daños materiales significativos en varias localidades de Santiago de Cuba, obligando a decenas de familias a depender de la asistencia estatal y comunitaria. En ese escenario, cada recurso cuenta, y la pérdida o desvío de estos bienes representa un golpe adicional para quienes esperan una respuesta rápida y efectiva.

Casos como este alimentan la percepción de un incremento de la delincuencia y de prácticas oportunistas en medio de la crisis económica que atraviesa el país. Mientras la escasez y la precariedad continúan marcando la vida cotidiana, la protección de la ayuda destinada a los sectores más vulnerables se convierte en un reto pendiente.

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