La pregunta que más inquietaba a los cubanos este jueves, tras conocerse la implementación de un nuevo conjunto de medidas que ensancha la dolarización “parcial” del país, no obtuvo respuesta: ¿a cuánto se fijará la tasa de cambio? Ni siquiera en la Mesa Redonda, en la que el ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez, intentó explicar la iniciativa, se ofreció una cifra concreta. Tras divagar sobre el tema, el funcionario se limitó a afirmar que “se está trabajando” en el reordenamiento del mercado cambiario, como parte del Programa de Gobierno.

Este reajuste económico —que muchos ven como una versión corregida y ampliada de la Tarea Ordenamiento aplicada en enero de 2021— ha sido duramente cuestionado por expertos. El economista cubano Pedro Monreal fue de los primeros en reaccionar, señalando que el Gobierno se desentiende por completo del propósito de unificación monetaria y deja sin protección al peso cubano. Sus conclusiones preliminares son claras: más dolarización como único remedio para una economía en colapso.

Una opinión similar comparte Mauricio de Miranda Parrondo, quien califica el giro oficial como un golpe directo a la soberanía monetaria del país. El especialista insiste en que las distorsiones del mercado no se atendieron en el ordenamiento previo y que, lejos de corregir errores, el nuevo paquete apuesta nuevamente por mecanismos burocráticos que facilitan la extracción de rentas y ensanchan las desigualdades. A su juicio, se trata no solo de un fallo económico, sino también político, al profundizar la depreciación del CUP y ampliar los espacios de transacción en divisas. “Nunca ha tenido Cuba una dirigencia tan incompetente e insensible”, lamentó, con un énfasis especial en el impacto sobre trabajadores y jubilados.

La incertidumbre también alcanza al sector privado. La consultora Auge, dirigida por Oniel Díaz Castellanos, convocó a un intercambio online para analizar las implicaciones del decreto. En La Habana, la emprendedora Yulieta Hernández coincide en que las medidas repiten viejos errores. Considera que la discrecionalidad regulatoria y la ausencia de información concreta impulsarán aún más la informalidad y aumentarán la demanda de divisas, cada vez más escasas. “Esto significa más pobreza para las familias”, afirma, al tiempo que pregunta, como muchos otros, a qué precio comprará el banco las monedas extranjeras.

El paquete legislativo entrará en vigor el próximo día 17, justo antes de la versión reducida de la sesión ordinaria de la Asamblea Nacional. Se espera que en ese encuentro aparezcan pistas sobre la prometida tasa flotante para 2025, un dato que la ciudadanía exige con urgencia.

Durante su intervención televisiva, el ministro Alonso defendió que las nuevas reglas buscan incrementar la captación de divisas, ordenar los encadenamientos productivos y legalizar operaciones en moneda extranjera para las mipymes. Según explicó, las entidades estatales podrán retener el 80% de las divisas generadas por exportaciones, mientras que los actores privados deberán entregar al Estado parte de sus ingresos en moneda dura, a una tasa aún sin definir.

Alonso puso como ejemplo la situación de un restaurante privado que recibe el pago de un cliente extranjero en dólares: la empresa deberá depositar esa divisa en el banco, donde se le acreditará su equivalente en pesos a la tasa oficial. Para el ministro, esta política fomenta la “disciplina”, aunque para muchos emprendedores representa un retroceso y una pérdida de competitividad frente al mercado informal, donde las tasas son mucho más beneficiosas.

A la espera de la tan ansiada definición de la tasa cambiaria, lo único claro para los cubanos es que el país avanza hacia una dolarización más profunda, con un peso cada vez más debilitado y un escenario económico más incierto.

Recomendado para ti