El reciente anuncio de la nueva política de Estados Unidos con Cuba ha generado gran polémica entre los cubanos dentro y fuera de la Isla. Compartimos con nuestros lectores los puntos de vista del periodista Ernesto Morales, radicado desde hace más de una década en Miami.

Algunas de mis consideraciones sobre el asuntillo cubanófilo de marras:

1- A grandes rasgos (casi) todo lo anunciado hoy, medida más medida menos, estuvo en las promesas de campaña de Joe Biden. Yo no voté por él basándome en nada de esto, pero entiendo que quienes sí lo hicieron merecían les cumpliera. Quienes votaron por el otro, a llorar al parque. Las elecciones tienen consecuencias.

2- Me resulta desquiciante el nivel de incompetencia que exhiben ciertos asesores dentro de esta Administración. Sacarse de la manga este anuncio hoy, justamente hoy, 24h después de que La Habana aprobara un Código Penal verdugo y atroz, es de una falta de tacto, de un amateurismo político que me pone de los nervios. ¿De verdad no tuvieron mejor momento? ¿No se dieron cuenta? ¿O no les importó? Muy mal.

3- En consonancia con lo anterior, ese mismo nivel de incompetencia y falta de luz larga en esta Administración lleva a disparates como meter en el mismo paquete medidas necesarias, justas y poderosas como reiniciar el programa de Reunificación Familiar, con los viajecitos pendejos de académicos bajo el eufemismo "pueblo a pueblo" que tan poco favor hace a ninguna causa, y que tanta munición otorga al bando contrario. Y lo peor: viajecitos académicos que tan magníficamente se usaron en el pasado para burlar las leyes estadounidenses. Un insulto. Para mí, injustificable.

4- Nadie que tenga consigo a su familia, o a la mayor parte de esta, tiene moral o autoridad para criticar que otros quieran recibir a los suyos aquí, en sus casas o sus trailers o sus 'efficiencies'. Hay que lavarse bien la boca con jabón antes de cuestionar ese programa de Reunificación Familiar.

5- Respaldo también los vuelos a las provincias de Cuba. Nadie tiene derecho a hacerle más angustioso el viaje hasta su ciudad a quien quiera ir a abrazar a los suyos. Hace un mes mi madre no pudo estar en el velorio de su hermano porque entre la agonía de conseguir un pasaje de última hora, pagar la puta millonada que costaba, y encima trasladarse luego desde La Habana 740 kilómetros hasta Bayamo, al otro extremo del país, era una pesadilla extrema.

6- La masturbación mental de la ayuda a los pequeños empresarios cubanos y las facilidades para el uso de pagos electrónicos y demás también me sobra. Lo siento por los entusiastas. Todo eso se probó cuando Biden era vicepresidente. Hace dos días, como quien dice. No llevó a ninguna parte. No cuenten con mi aplauso tampoco en este apartado.

7- Las remesas jamás debieron estar reguladas. Nadie tiene derecho, otra vez, a decirle a una mujer que trabaja diez horas diarias en un Bakery de la Calle 8 (el ejemplo es real, hace poco la conocí) separada de sus dos hijos en Ciego de Ávila, cuánto de su dinero, el que se gana perdiendo los calcañales, llegando a su apartamento con dolor en las rodillas, puede mandarles a sus hijos. El día que le regalen el dinero con el que vive, que le pongan límites. Mientras tenga que ganárselo trabajando como una bestia, es inmoral que leyes firmadas por legisladores demagogos y a veces corruptos, que tienen a sus hijos a buen resguardo aquí, protegidos por un Estado de Derecho, le dicten a ella qué hacer con los cuatro kilos que se gana y ahorra.

8- La reapertura de la embajada y el procesamiento de visas era una cuestión de decencia gubernamental, oye lo que te digo. Si van a continuar la línea del secretismo sobre los ataques que al día de hoy ninguna agencia federal nos cuenta en realidad qué coño pasó, está bien, nos están ocultando la bola y yo sospecho el porqué. Pero basta de hacer pagar a los que han querido respetar las leyes migratorias. Guyana y demás teje manejes son insostenibles e inmorales hoy.

9- Me molesta la percepción de que Cuba sigue teniendo la sartén por el mango. Y la tiene. La conspiración con Daniel Ortega funcionó: provocaron otro éxodo incontenible y obligaron a la Administración Biden a esta movida que sí, no me vengan con excusas o maquillajes, sí oxigena un poquito los pulmones rancios aquellos. ¿Los salva? No. ¿Salva a los cubanos? Tampoco. Pero les compra tiempo a ambos: a los cubanos y a los tiranos.

Y no tengo manera de que eso último no me siga molestando.

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