Ante las posibles deportaciones masivas prometidas por Donald Trump, México ha manifestado disposición para recibir a migrantes extranjeros, aunque insiste en buscar alternativas para su retorno a sus países de origen.

La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, señaló recientemente que su gobierno está listo para recibir a ciudadanos mexicanos deportados desde Estados Unidos, pero también podría colaborar con la recepción de migrantes de otros países en circunstancias específicas.

“No estamos a favor de estas deportaciones, pero si se llegan a dar… vamos a recibir a los mexicanos y mexicanas que lleguen a nuestro país y pediremos a Estados Unidos que intente devolver a los migrantes no mexicanos a sus países de origen. Si esto no es posible, colaboraremos a través de distintos mecanismos”, afirmó Sheinbaum.

La mandataria también destacó que su gobierno ya cuenta con un plan para enfrentar una posible crisis migratoria, enfatizando: “Los vamos a recibir bien, y tenemos un plan”.

Las deportaciones anunciadas generan gran preocupación en las zonas fronterizas del norte de México, regiones marcadas por la presencia del crimen organizado. Se teme que una acumulación de migrantes no mexicanos pueda agravar la situación de seguridad y aumentar la vulnerabilidad de estas personas.

En los últimos años, las devoluciones de extranjeros en situación irregular desde México han disminuido significativamente. Entre enero y agosto de 2024, apenas se registraron 16,500 retornos, una cifra muy inferior a los 53,000 de 2023 y a los más de 120,000 de años anteriores.

México también ha anunciado un amplio plan de asistencia legal para proteger a sus ciudadanos en Estados Unidos. Los consulados mexicanos jugarán un papel clave en brindar apoyo y asesoría frente a las deportaciones. Durante la próxima reunión anual con el servicio exterior mexicano, Sheinbaum hará un llamado especial a los cónsules en Estados Unidos: “Les quiero pedir toda su entrega”, declaró.

La posible implementación de las deportaciones masivas durante la administración Trump no solo representa un desafío para México, sino para toda la región. Los gobiernos deberán buscar soluciones conjuntas para enfrentar las implicaciones humanitarias, sociales y de seguridad que este fenómeno podría desencadenar.

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