Madre cubana envía mensaje en una botella y lo encuentra un gallego más de un año después
Redacción de CubitaNOW ~ viernes 24 de noviembre de 2023
Secundino Vicente Refojos, un gallego conocido como "Dinos" y amante de los paseos por la costa, encontró el pasado 16 de noviembre una botella verde de litro y medio tapada con un corcho en la zona de As Lagoas, en Mougás, Pontevedra. Lo que parecía ser un hallazgo común se convirtió en un emotivo descubrimiento cuando se percató de que contenía cinco centavos y un mensaje especial.
Al recoger la botella, "Dinos" notó un tintineo de monedas en su interior, lo que lo llevó a investigar más a fondo. Con la ayuda de un sacacorchos, logró abrirla, aunque lamentablemente se rompió un poco en el proceso. Dentro, encontró una carta manuscrita en dos hojas, acompañada de cinco monedas de un centavo cada una.
🔴 Un vecino de Oia encuentra, por tercera vez, una botella en el mar con un mensaje en su interior https://t.co/04st4e0qFv
— Telemariñas (@telemarinas) November 24, 2023
El contenido de la carta estaba deteriorado por el agua del mar, pero Vicente Refojos se llevó los papeles a casa para secarlos y tratar de recomponer la misiva. Según sus declaraciones recogidas por TeleMariñas, tuvo que enfrentarse a una tarea complicada que duró casi una semana para descifrar el mensaje debido al estado deteriorado de los papeles, que estaban escritos por ambas caras y afectados por borrones y daños en los bordes.
Tras una laboriosa labor de recomposición junto con la ayuda de familiares, logró leer la carta que provenía de Cuba y que fue escrita en agosto de 2022 por Eunice Moreno Díaz, una madre preocupada por la seguridad y el bienestar de su familia que había emigrado hacia Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida.
En la carta, Eunice imploraba a la Virgen de Yemayá, solicitando protección para sus hijos, parejas y especialmente para sus nietos, Carolina y Luciano, durante su travesía hacia Estados Unidos.
La conmovedora carta, escrita hace más de un año, viajó más de 6,700 kilómetros en el interior de una botella y finalmente llegó a las costas gallegas.