La crisis que atraviesa Cuba no solo impacta la economía y la vida cotidiana: también se refleja en la estabilidad de las relaciones de pareja. En lo que va de 2025, los tribunales del país han procesado más de 21,300 expedientes relacionados con divorcios, cifra que representa el 78,7% del total de asuntos asociados al Código de las Familias.

Durante una conferencia de prensa, el presidente del Tribunal Supremo Popular, Rubén Remigio Ferro, informó que entre enero y diciembre los tribunales registraron 27,067 procesos vinculados a la implementación de la normativa aprobada hace tres años. De ellos, 21,322 correspondieron a divorcios o trámites derivados, consolidando este tipo de gestión como la más habitual en la Isla.

Según explicó el magistrado, “Cuba mantiene una alta tasa de divorcialidad. El divorcio es el proceso más solicitado por la población”, y en muchos casos da paso a disputas legales posteriores por custodia, bienes compartidos o compensaciones económicas. En ese sentido, recordó que "El divorcio no se limita solo a la disolución del vínculo matrimonial, sino que después vienen asociados los temas de la custodia de los hijos, la repartición de bienes, etc, que deben ser atendidos por los tribunales."

De la cifra total, alrededor de 5,000 divorcios fueron tramitados por mutuo acuerdo, mientras que el resto respondió a diferencias entre las partes, de acuerdo con datos divulgados por Canal Caribe. Paralelamente, los tribunales recibieron 1,358 reclamaciones relacionadas con compensaciones económicas y guarda y cuidado de menores, lo que equivale al 5% de los procesos presentados.

Dentro de esos casos, 1,134 correspondieron a disputas por la custodia de hijos, y 208 fueron promovidos por abuelos que solicitaron derechos de cuidado o regímenes de visita.

Aunque Remigio Ferro señaló que el comportamiento estadístico se asemeja al de años anteriores, destacó que el elevado número de divorcios evidencia una tendencia estable de fragilidad matrimonial en medio de un contexto marcado por dificultades económicas, migración constante y un deterioro general de las condiciones de vida.

El fenómeno tampoco es nuevo: Cuba figura desde hace años entre los países con mayores niveles de divorcio en América Latina, con la Isla de la Juventud como el territorio donde más rupturas se reportan.

Especialistas coinciden en que la prolongada crisis económica, el estrés social, la escasez y la emigración de uno de los miembros de la pareja influyen decisivamente en la ruptura de los vínculos familiares.

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