Nueva nota de la Empresa Eléctrica 'ilumina' la realidad cubana
Redacción de CubitaNOW ~ lunes 8 de diciembre de 2025
La Unión Eléctrica de Cuba (UNE) informó este lunes que “se restablecerán las afectaciones actuales según lo permitan las condiciones del SEN” y que “no será posible cumplir con la programación de apagones planificada, por la baja disponibilidad de generación”. Dos frases breves, técnicas, pero cargadas de un mensaje que va mucho más allá del lenguaje institucional.
En primer lugar, el uso del término “afectaciones” para referirse a apagones ya normalizados revela un esfuerzo por suavizar la magnitud del problema. La ausencia de horarios, zonas, previsiones o explicación detallada sobre la situación del Sistema Eléctrico Nacional deja a la población en un estado permanente de incertidumbre. La institución parece describir el fenómeno, no gestionarlo.
La segunda afirmación —“no será posible cumplir con la programación de apagones planificada”— expone una contradicción dolorosa: la propia empresa eléctrica reconoce que ni siquiera puede cumplir con su esquema de cortes. La “baja disponibilidad de generación” es un término técnico que oculta realidades más profundas, como la obsolescencia del parque energético, la falta de mantenimiento acumulado, la escasez de combustible y la ausencia de una estrategia sostenida para modernizar la infraestructura.
Como empresa estatal, la UNE tiene un deber social que va más allá de administrar megawatts. Está obligada a proteger a los sectores vulnerables, comunicar con transparencia, anticipar escenarios, garantizar mínima estabilidad y ofrecer planes de contingencia. En esta nota, ninguna de esas funciones aparece explícitamente. La comunicación carece de detalles, no proyecta mejora, no orienta al ciudadano y no asume responsabilidades.
En un país donde la electricidad es esencial para conservar alimentos, garantizar atención médica a domicilio, estudiar, trabajar y, en muchos casos, simplemente dormir, la falta de claridad es casi tan grave como la falta de generación. La población enfrenta cada día el costo humano de decisiones acumuladas durante décadas, mientras la institución responsable se limita a informar sobre una realidad que la rebasa.
Sin embargo, hay un elemento irónico que la propia nota, sin querer, confirma: la UNE, con sus apagones imprevisibles, cumple la misión que su nombre sugiere. Es, quizá, la única empresa del país que une a todos los cubanos por igual, desde Punta de Maisí hasta El Cabo de San Antonio. Une en la espera, en la penumbra, en las velas improvisadas, en el calor, en la resignación… y en esa creatividad diaria con la que el cubano intenta sobrevivir a la calamidad eléctrica.
En un país dividido por tantas realidades, la UNE se encarga —aunque no por mérito— de recordarnos que hay algo que todavía compartimos: el mismo apagón.