Cubanos cambian fotos calientes por saldo móvil

Redacción de CubitaNOW ~ martes 8 de marzo de 2022

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Varios cubanos explicaron a la prensa independiente cómo consiguen dinero cambiando fotos calientes por saldo móvil.

Uno de ellos es Ahmed. Un joven estudiante que trabaja en este negocio sin que su familia lo sepa, con el fin de no depender de sus padres para todo.

Aunque ha intentado conseguir otro trabajo, no lo ha logrado, sin embargo, el intercambio le deja sus frutos. Según explica, se promociona en diferentes grupos privados a través de plataformas como Facebook y WhatsApp.

Ahmed dice no tener “un cuerpo de revista”. Se describe como un chico delgado en extremo, no obstante, con esa contextura no le ha ido tan mal. “Esta pincha da su cosa, es una entradita, pero no para hacerse rico”, advierte a Cubanet Noticias.

“Lo hice como jodedera (broma). Un día estaba tomando con unos brothers y nada, estábamos pasmados y queríamos seguir (…). Nos metimos en Facebook a ver si cambiábamos fotos por saldo (telefónico) y quién te dice que en dos minutos hicimos 1 000 pesos; la gente está loca (…). Yo nunca muestro la cara, casi siempre me piden fotos o videos masturbándome, ese tipo de cosas y hay quien paga cantidad por esas cosas, tengo hasta clientes fijos que todas las semanas me ponen saldo (…), hasta recargas del Yuma (extranjero) me han puesto”, relata Ahmed.

Este joven asegura que la situación de Cuba es cada vez mas compleja para conseguir un trabajo sin abandonar su carrera.

“Quisiera trabajar en Cuba, pero esto se ha puesto imposible. Voy a terminar (la carrera) porque ya me queda un año, pero la cosa no está para estudiar. Yo estuve a punto de dejarla y ponerme a trabajar en jardines porque me gustan las plantas, pero ni eso uno encuentra, y cuando se da te pagan muy mal (…). No quisiera tener que estar vendiendo fotos, pero no hay de otra. Aquí solo pueden estudiar con tranquilidad los hijitos de papá, sin estar en el invento”, refiere.

Por otro lado, Jansel, amigo de Ahmed y también estudiante universitario, hace algo similar. Él, por ejemplo, se ha hecho varios perfiles falsos en redes sociales para interactuar en grupos donde los usuarios buscan esos servicios.

“Al final lo que quieren es fotos, de quién sea mientras sean fotos que los ponga calientes. Siempre uno encuentra a alguien que se pone caliente facilito y ya, uno le saca al menos 120 pesos de saldo antes de que te bloquee (…) cuando se da cuenta que no eres el de las fotos, pero ya le sacaste alguito”, asegura entre risas.

“Al principio hice un par de fotos, pero muy malas. Me metí en el baño, pero la cámara esta no saca buenas fotos, por gusto. Después hablando con mi hermano fue que descubrí que él también cambiaba fotos por saldo (…). Mi hermano está en la Secundaria, pero se las sabe todas mejor que yo. Él fue el que me habló de meterme en Instagram, en Twitter para sacar fotos de otras gentes. Con ese lío él saca su dinero. En eso estamos y no da mucho, pero es mejor que estar pelados (…). Mira, hay un montón de gente en esto. En mi facultad eso es normal, hombres y mujeres. Lo mismo con fotos reales que bajadas de internet. La cosa es no quedarse pasmados”, agrega.

Otra es la historia de Fabián, quien trabajó como barman en varios hoteles de La Habana. “Jamás se me hubiera ocurrido ponerme en eso. Ni siquiera entraba a ningún grupo de esos, pero me las vi negras (…). Del salario jamás había vivido, pero se me acabaron las propinas. Sin turismo no hay propinas. Lo que me dieron cuando me mandaron para la casa no me alcanzaba ni para dos días, así que le dije a Alex (su pareja): ‘Oye, vamos a meterle mano a esto’. Subimos un videito como de 10 segundos y lo que nos cayó fue mucho. No ganaba como en el bar, pero hacíamos algo. Es sorprendente. Y como que te vas enviciando porque ahora, aunque volví a la pincha sigo en esto. Un dinero extra nunca viene mal, menos ahora que esto está jodido”.

En Cienfuegos está David. Según cuenta, antes de 2019 conseguía dinero como “pinguero” (servidor sexual) en esa provincia y en La Habana. En el periodo crítico de la pandemia este joven n pudo salir de su casa y asegura que el intercambio de fotos le salvó la vida.

“A mí me cogió esto casi recién llegado a La Habana. No podía regresar a mi casa porque allá no tenía lugar (fue expulsado por los padres) y ya me habían marcado por acoso al turismo. Estaba obligado a fajarme con lo más feo. Gracias a que tenía el celular y empecé en esto. Cambiando saldo para el alquiler y la comida, yo sobreviví… gracias a las fotos y los videos. Hasta conseguí mi yuma (extranjero) que me salva todos los meses. No pienso quitarme de esto”, dice. 

 


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