El mercado cárnico estadounidense enfrenta uno de sus momentos más tensos en décadas, marcado por un incremento excepcional en los precios de la carne de res y por una caída significativa en el tamaño del hato nacional. Informes económicos recientes señalan que el precio de la carne vacuna ha escalado a niveles históricos mientras la disponibilidad de ganado se encuentra en su punto más bajo desde mediados del siglo pasado.

De acuerdo con un análisis divulgado por CNBC, los precios de la carne de res y ternera subieron un 14,7% entre septiembre de 2024 y septiembre de 2025, muy por encima del aumento promedio registrado en el resto de los alimentos. Este repunte está directamente relacionado con el desplome de la oferta ganadera, que inició el año 2025 con los inventarios más reducidos desde 1951.

El principal factor detrás de esta contracción ha sido la prolongada sequía que afecta a varios estados productores. La falta de pasturas ha obligado a muchos ganaderos a recurrir a granos para alimentar al ganado, elevando notablemente sus costos de operación. Según la Federación Estadounidense de Burós Agrícolas, los gastos de insumos se han incrementado más del 50% en los últimos cinco años, colocando a miles de productores bajo fuerte presión financiera.

La incapacidad de recuperar el hato se vincula también al ciclo natural del sector, que alterna expansiones y reducciones cada ocho o doce años. En condiciones favorables, los productores suelen retener una mayor cantidad de hembras para reproducción, una estrategia que permite ampliar el rebaño. No obstante, la sequía ha limitado esta decisión, obligando a priorizar la venta inmediata antes que la retención.

Adam Wegner, del Nebraska Beef Council, explicó a CNBC que el dilema es constante: “Los productores deben decidir si venden los animales ahora para obtener ingresos urgentes o si los conservan para reconstruir el hato. En un contexto económico complejo, la venta suele imponerse”.

A este escenario se suman factores externos. Estados Unidos ha incrementado las importaciones para sostener la producción de carne molida, una medida que compensa parcialmente la escasez interna. Sin embargo, obstáculos como tarifas aplicadas a Brasil e infecciones parasitarias detectadas en ganado mexicano han añadido presión sobre los costos finales.

Empresas del sector, como Omaha Steaks, también han reconocido que mantener los precios estables se ha vuelto insostenible. Su director ejecutivo, Nate Rempe, señaló que tras varios años sin ajustes, el incremento del costo de la materia prima está afectando el margen de ganancias, por lo que no descarta alzas en el futuro inmediato.

Si bien el sacrificio de animales de mayor tamaño ha ayudado a evitar un descenso aún más brusco en la producción de carne, los expertos advierten que el problema estructural sigue siendo la insuficiente cantidad de ganado disponible. El profesor Andrew Griffith, de la Universidad de Tennessee, sostiene que si el país comienza a retener hembras para reconstruir el rebaño, la producción caerá aún más en el corto plazo, manteniendo los precios elevados hasta que la recuperación sea visible dentro de unos tres años.

En este panorama, los consumidores estadounidenses continúan enfrentando lo que la cadena CNBC describe como un notable “shock de precios”, una situación que podría prolongarse mientras el sector intenta equilibrar costos, clima y disponibilidad de ganado.

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