El Estado cubano invirtió miles de dólares en una minindustria para producir algunos alimentos en Pinar del Río, pero no previó varios contratiempos y el llamado “proyecto de desarrollo local” de Consolación del Sur terminó siendo un rotundo fracaso.

Así lo expresa un reporte del diario oficialista Granma este miércoles, donde describe el panorama lamentable que hoy enfrenta la minindustria La Época en el referido municipio pinareño, luego del montaje de una nueva tecnología, con una capacidad de procesamiento de una tonelada por turno de ocho horas.

La estera de la máquina de beneficio de frutas y vegetales se encuentra detenida, al no tener ninguna función que cumplir por “falta de materia prima”. La Época volvió a ponerse en marcha hace alrededor de cuatro años, tras convertirse en proyecto de desarrollo local.

Antes de la inversión, producía con una cocina de leña que los huracanes Gustav y Ike destruyeron en 2008. Al transformarse en minindustria de conservas, debía servir de ejemplo para el desarrollo de proyectos similares en otras localidades y provincias, pero el resultado ha sido nefasto.

El administrador de la planta, Raciel Piñera, dijo que, de una plantilla de 27 trabajadores, solo cinco permanecen actualmente en la instalación, lo que responde a la falta de “contenido” que no permite la distribución de ocupaciones. Es decir, no hay suficientes tareas para repartir entre 27 personas, por lo que más de una veintena de trabajadores fueron reubicados en otras unidades. “Esto es por el déficit de materia prima”, comentó el administrador.

La minindustria debía elaborar determinadas cantidades de puré, mermeladas y dulces de frutas que hoy está “muy lejos” de cumplir. Por otro lado, fue creada para elaborar mayonesa, un producto que debió descartar por su dependencia del aceite, un recurso importado.

La planta incluso cuenta con equipos que nunca se han utilizado desde su creación, como un fogón que no se emplea por su alto consumo de energía. Corren similar suerte las máquinas automáticas para embolsar la producción y para el embotellado.

Los especialistas extranjeros encargados de la puesta en marcha no pudieron echar a andar y hoy son meros objetos decorativos, describe el reporte, que menciona otros proyectos en que se invirtieron miles de dólares y tuvieron un destino semejante.

Como ejemplo, cita una carpintería dotada con un moderno equipamiento para la producción de muebles en el municipio de La Palma, existente desde 2010. A solo un año y medio de creada, ya carecía de materias primas para poder cumplir los planes productivos porque la entidad que promovió el proyecto no tenía entonces disponibilidad de madera.

Además, reportaba la rotura de varios equipos prácticamente nuevos. Según afirmaban los propios obreros, la tecnología importada no fue la más idónea. El director de Gestión del Desarrollo en el Gobierno provincial de Pinar del Río, Jesús Alberto Gorgoy, dijo que tales proyectos, cuyas funciones dependieron de algún elemento importado, tuvieron que cerrar.

“En términos comerciales son proyectos que fracasaron, y todos estuvieron vinculados al tema de la industria local ligera y a la gastronomía”, señaló. Sin embargo, lejos de aprender de las desastrosas experiencias, los errores siguen repitiéndose. 

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